En este caso me estoy refiriendo a la
experiencia, de más de 40 días, que
llevamos viviendo en Iquitos (Perú), ocho personas (tres hombres y cinco
mujeres) y de edades variadas.
En un mundo en el que las relaciones humanas,
no siempre son fáciles, tener la experiencia de que son posibles, sin duda, son
una gratificación para las personas implicadas. Todos conocemos de amistades
que se disuelven, de parejas que se rompen, de familiares que se pelean por una
herencia, de compañeros de trabajo que no se hablan,… hasta procuran hacerse la
vida imposible, unos a otros, si pueden. Me niego a pensar que estas
situaciones son inevitables y para siempre.
Hay muchos motivos para que las relaciones
humanas fracasen. Pero, también, hay muchos motivos para que las relaciones
humanas sean positivas y ayuden a las personas para su crecimiento y maduración
personal. Creo que estos proyectos pueden
ser la ocasión de experimentar que las buenas relaciones con las personas hay
que fomentarlas y potenciarlas. Es una forma de ir cambiando el mundo.
Nos propusimos, al venir a Perú, vivir unas
relaciones en el grupo que, al menos, fueran gratificantes para todos. Ya
contábamos con que tal compromiso conllevaba el reto personal de estar a la
altura de las circunstancias. Luego viene la realidad. Y la tarea no es fácil. En algún momento
aparece lo que siempre se dice: “Cada uno es de su padre y de su madre”. Y es
así.
En el transcurso de los días van sugiendo las
historias personales que todos tenemos, con sus salitas de estar y sus
trastiendas. Antes o después aparecen las manías, que cada cual ha contraído
con el tiempo. Los prejuicios y roles que tenemos de las personas, y que nos hemos
formado por las informaciones de otros, se refuerzan o los quitamos en la
medida que pasan los días de convivencia.
En los primeros días, uno trata de controlar
sus impulsos, de aparecer con la mejor sonrisa y lo mejor de sí mismo, pero
esta ‘tensión’ no es fácil mantenerla y pasamos, antes que después, a mostrarnos
como en realidad somos. Pero es que yo
entiendo, que todas estas circunstancias están en el guión de la vida y no hay
porque asustarse.
En el caso que nos trae, en la generalidad de los
días, han prevalecido las ganas de pasar unos días lo mejor posibles. Ya
contamos con las dificultades y los problemas, pero como personas adultas y, en
este caso, con objetivos comunes, no hemos dudado en potenciar las buenas
relaciones. Hemos sabido
ceder, estar disponibles, tener iniciativas, con el pensamiento de que el
proyecto que nos trajo a Iquitos, saliese adelante. Por lo demás, hemos sido conscientes, de que nuestras relaciones interpersonales son parte de la misión que nos trajo a estar tierras y las hemos cuidado. El diálogo, la flexibilidad, la cordialidad,... también han contribuido a ello.
Como educadores que somos, sabemos que el trabajo
en equipo y el buen entendimiento entre sus miembros son muy necesarios para la
buena marcha de nuestras intervenciones con los demás, en este caso, las buenas
gentes de Iquitos que nos han abierto sus puertas de par en par. Claro que hay
grados de profundización, en las relaciones humanas, pero no siempre es
necesario llegar a los más profundos. Pero es que no estamos obligados a
alcanzarlos. Esto depende de cada persona. Los ingredientes de la confianza, la
misma intimidad, la oportunidad de intercambiar experiencias de la propia vida,
no son fáciles. Sin embargo, la historia nos viene diciendo, que de estas experiencias
han surgido buenas amistades.
En el
tramo final, de este proyecto de verano, sigo confirmándome en que la
experiencia de vivir en grupo, no es fácil, pero no imposible.
Lo Mas importante de toda convivencia grupal es la ayuda mutua, Solo para felicitarlos...Uds. Uds. vinieron en grupo y se dieron a la experiencia de esta selva amazónica. No es facil adaptrse a una cultura diferente, pero lograron su objetivo, de ayudar no solo a los mas pobres, sino tambien a los alumnos y docentes. La gente en Iquitos estuvo muy contenta con su labor pastoral y educativa.
ResponderEliminarnuestra Gratitud por siempre. SOr Margarita