De
siempre se ha dicho aquello de: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Somos
tierra. Formamos parte de la tierra. La tierra no es algo ajeno a nuestra
realidad. Como si la tierra fuera una cosa y nosotros fuéramos otra diferente. Es
más, yo diría, que somos uno de sus
frutos predilectos. Y, por seguir el título de hoy, se podría afirmar que los
seres humanos somos los hijos preferidos de la tierra.
Es más,
desde tiempos antiguos, la Madre tierra, era considerada como la Diosa de la fecundidad,
con la finalidad de dar vida y nutrir a todos los seres vivientes.
Dado
que, en la práctica, estos asuntos no los tenemos muy en cuenta, hemos tenido
que poner un Día internacional de la tierra (22 de abril). No crean que soy ecologista, tampoco me
relaciono con los partidos verdes, ni si quiera pertenezco a Greenpeace,...
aunque simpatice con algunos de sus principios e ideas.
Sin
embargo, estamos cargándonos el planeta, nuestra casa,… a ‘nuestra madre’. El
aire, tan necesario para que existamos, lo estamos envenenando con nuestras
fábricas. Los terrenos de cultivo, los estamos sobre explotando con tanto
abonos químicos e insecticidas. Los recursos naturales, los derrochamos y malgastamos. Los
ríos, los mares y océanos, los contaminamos de continuo. La selva amazónica y
los bosques, que son el gran pulmón de la tierra, la verdad, es que nos falta
tiempo para arrasarlos y esquilmarlos. Cuántos ecosistemas estamos
destruyendo, y como pretexto, hablamos de progreso. En fin, para qué seguir.
La
familia humana, que tiene una ‘finca’ tan hermosa y tan completa para vivir
felizmente, tiene que seguir concienciándose del cuidado y mimo de su hábitat,
de sus jardines, de sus fuentes; preocuparse por sus animales, por sus árboles,
por el aire que respira. ¿Quién no ha disfrutado del trinar de los pájaros y
del olor de las flores? ¿Quién no ha saboreado el amanecer y la brisa de una
mañana primaveral o el atardecer de un día de otoño?
Personalmente,
disfruto de las montañas, sus alturas, sus paisajes. Me encanta el atardecer en
la playa con su oleaje y aguas trasparentes. He pasado tardes agradables y saludables en los parques de las ciudades.
Me gusta pasear con la bici y respirar el aire puro que me encuentro en los
recorridos que hago. Evito contribuir a la suciedad de las calles, a tirar
plásticos y botellas en el campo; si bien es verdad, que lamento contaminar el
aire con el coche, consumir en exceso productos que contaminan y, por otra
parte, no denunciar – públicamente - todo lo que hacemos por destruir el
planeta, nuestra tierra, nuestra casa.
Me ha
parecido interesante, recoger hoy, la Oración del Sabático Medioambiental de la
ONU. Su contenido nos compromete a colaborar para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas,
sociales y ambientales… para las generaciones presentes y futuras.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: Para que la tierra tenga vida nueva, las aguas se regeneren y el aire
se limpie.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: Para renovar los bosques, para cuidar de las plantas, para proteger a
los seres vivos.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: Para celebrar los mares, para regocijarnos a la luz del sol, para
cantar la canción de las estrellas.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: Para recrear la humanidad, para
promover la justicia y la paz, para tener presentes a las generaciones futuras.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: Como expresiones diversas y diferentes de un misterio de amor. Para
sanar la tierra y renovar la vida en
todas sus dimensiones.
Nos unimos los seres humanos con la
tierra: En un canto a Dios creador para que las personas responsables de las
decisiones políticas y económicas actúen con sabiduría por el bien común de la
humanidad y la creación. Amén.
Planeta tierra
Imágenes de la tierra y el ser humano
Planeta tierra
Imágenes de la tierra y el ser humano
No hay comentarios:
Publicar un comentario