Vengo observando, en la propia vida, que cada
persona tiene los recursos para llegar a ser él mismo. Pero como no vivimos
solos, nuestra relación con los demás, va a tener sus frutos, en la medida que
todo aquello que quiero hacer con los demás, antes lo he tenido que vivir y experimentar en mí mismo.
La clave, de lo que quiero decir, reside en
que todo pasa por uno mismo, antes de llegar a los demás. En la propia persona
generamos lo que somos y nos constituimos, así, en referencia de lo que somos y
hacemos con las personas que nos rodean.
Todo esto lo concreto en estas
realidades, utilizando la expresión 'EN LA MEDIDA QUE':
En la medida que me acepte, aceptaré a los demás.
En la medida que me comprenda, comprenderé a los
demás.
En la medida que me busque a mí mismo,
buscaré a los demás.
En la medida que me encuentre, encontraré a los
demás.
En la medida que asuma mi vida, asumiré la vida
de los demás.
En la medida que me perdone, perdonaré a los demás.
En la medida que sea alegre, seré alegre con los
demás.
En la medida que me ayude, ayudaré a los demás.
En la medida que me preocupe por mí, me
preocuparé por los demás.
En la medida que me esfuerce, me esforzaré
por los demás.
En la medida que acepte mis crisis, aceptaré las
crisis de los demás.
En la medida que me valore, valoraré a los demás.
En la medida que sea optimista en mi vida,
seré optimista con los demás
En la medida que sea solidario, favoreceré la solidaridad en los demás.
Claro que en la medida que no me quiera a mí mismo, no querré a los
demás.
En la medida que no me acepte, no aceptaré a los demás.
En la medida que no
perdone mis errores, no perdonaré los errores de los demás.
Y así podríamos seguir,
pero, que cada cual ponga su listado.
Por consiguiente, la clave de todo está, en que la medida que utilice para mí
-y lo planteo en positivo-, será la medida que utilizaré para los demás.
Dicho de otra forma no podré hacer nada a los demás, si antes no lo he vivido y
experimentado en mi propia persona.
Ya sé que exagero, pero la vida me viene diciendo que damos de lo que
tenemos, que es lo único que poseemos y disponemos.
Como dice el evangelio, el árbol da los frutos que tiene.
Como dice el evangelio, el árbol da los frutos que tiene.
En la medida en que viva lo que soy potenciaré que quien me rodea viva lo que es. Gracias por tu sensibilidad, Juanba, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Elena, con tu permiso añadiré este pensamiento tuyo.
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