BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 3 de enero de 2021

¿TIENES MIEDO AL CAMBIO (PERSONAL)? YO, LO TENGO A VECES

 


Es el tópico de estas fechas de los primeros días de enero. Y sino escribimos los propósitos, por lo menos ahorramos en papel, que no es poco. Ya lo decía, Jesús de Nazaret, cuyo nombre celebramos hoy: "El Espíritu es fuerte (está presto, tiene buena voluntad, está dispuesto), pero la carne es débil". Lo vengo constatando desde hace muchos años.

En realidad tenemos miedo al cambio, bueno, un servidor lo tiene. Uno, con los años, va afianzando seguridades, que le facilitan la vida, también manías, y no es plan de desprenderse de ellas, aunque vaya siendo consciente de que le estorban, más que le ayudan. Pero ya se sabe, como dice el dicho popular: "es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer".

Se necesita mucho valor, para saber desprenderse de cosas materiales, actitudes obsoletas, costumbres 'rancias', hábitos que fueron válidos en su momento, pero que ya no son más que un lastre pesado,  que además de no aportar nada, contribuyen a convertirte en 'una estatua de sal' por mirar tanto atrás.

Aunque la historia sirve para algo muy importante, aprovechar todo lo bueno de ella; en este caso que hablamos, seguir fortaleciendo todo lo bueno que tiene uno, y que es mucho, así como aprender de todo lo bueno de las personas que nos rodean, que es mucho más. Siempre, tener en cuenta el bien, nos es más valioso y ventajoso. Pero no es fácil esta actitud. Solía plantear, hace años, la dinámica de las dos manos, en una había que poner las cinco cosas mejores que teníamos y, en la otra, las cinco peores. Siempre salían antes las negativas. Por no hablar de la falsa modestia o decir que es más fácil poner 'verde' a los demás o resaltar lo mal que está la sociedad y el mundo que vivimos. 

En realidad nos conocemos bastante bien. Cada cual sabe, 'en dónde le aprieta el zapato', y sin embargo, preferimos ir con la chinita, en vez de pararnos y aliviar el pie molesto. Por otro lado, la comodidad es muy fuerte y atractiva. El cambio supone riesgo, también, duda de si va a salir bien el invento, de las novedades nunca se sabe. Por otro lado está en la 'imagen que me he ido creando durante años: ¿Cómo la voy a cambiar? ¿Qué van a pensar los demás? Mejor dejar las cosas como están.

A nadie se le ocurre ponerse el traje de comunión, cuando va a casarse. Entre otras cosas porque le viene pequeño. El traje de comunión, como mucho, está bien en el 'baúl de los recuerdos'; ahora toca ponerse otra ropa, adecuada, a la nueva etapa de la vida que estoy viviendo. Desprenderse de lo viejo es muy evangélico, si deseamos, claro está, afrontar la vida con lo nuevo que nos va viniendo cada día o cada nuevo año.

Pero tenemos miedo. La experiencia acumulada, de lo que nos cuesta conseguir la cosas, en todos los aspectos de la vida, ya sean personales, familiares, laborales,... son la buena justificación que nos paraliza y preferimos quedarnos como estamos. Esto nos da más comodidad, nos hace una vida más confortable, 'total para cuatro días que nos quedan'.

Entonces, ¿para qué hablamos del crecimiento personal? O bien, cuando hablamos de alcanzar una vida en plenitud. Todo trabajo personal, es costoso. Meterse dentro de uno mismo cuesta, se requiere un método, un hábito, una constancia. Se necesita valor, coraje, se precisa, dejar mucho espacio al Espíritu que purifica, anima y fortalece, si se está en el intento. Eso sí, lo que es imprescindible e inevitable –para bien (aunque nos cueste)- es el cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario