Alguien podría pensar que, con estas calores y de vacaciones, no es tiempo de cosas serias. Como si la vida dejara de funcionar en estas circunstancias. Por lo demás, millones de personas y, sobretodo, las más empobrecidas creo que no hacen muchas diferencias de unos días de otros. La vida es un continuo y, lo fundamental, siempre está en activo.
Como decía, en estos últimos tiempos, mi vida está muy focalizada y orientada en unos asuntos que la llenan y le dan pleno sentido. Creo que estoy en el buen camino. Aunque no siempre lo he visto con claridad y nitidez, la presencia de Dios en mi vida, ha sido definitiva para el camino que estoy siguiendo. No sé lo que me deparará el futuro, pero hoy por hoy, estos son los asuntos en los que estoy empeñado y con determinación:
- El crecimiento personal, porque estoy convencido de que todo, en esta vida, empieza por uno mismo. No es fácil esta tarea. Miren, y que sirva de ejemplo, aún sigo tratando de superar ciertos complejos y limitaciones que me continúan bloqueando la relación con los demás, eso, a pesar de la edad que tengo.
- Vivir la fraternidad, aunque la expresión queda bonita no es fácil. Ya sé que la comunidad cristiana es un utopía, pero que diferentes personas decidan vivirla para alcanzarla es todo un reto y aún así sigo en ello. Merece la pena. Por cierto la familia, los amigos, también los entiendo desde el contexto de la fraternidad. Al final es alcanzar la gran familia humana.
- Las personas empobrecidas (las de dentro y las que vienen de fuera) son mis preferidas, aunque solo sea por el tiempo que les estoy dedicando, y que además deseo seguir haciéndolo. Mi conciencia no me permite olvidarles, ser indiferente a su situación. Es verdad que algunas veces les doy la espalda, pues, el contexto en el que vivo me hace muchos "guiños" -pero ahí están-, y no les puedo olvidar.
- La mujer, esa mitad de la humanidad tan machacada, y madre y hermana de la otra mitad. Ni en la sociedad, ni en la iglesia, ni en las religiones es considerada con la misma dignidad y derechos que los hombres. Yo apuesto para que el pensamiento y el buen hacer de las mujeres estén presentes en las mismas instancias en las que están los hombres.
- El diálogo ecuménico e interreligioso, en los últimos años estoy embarcado en una misión, no voy a decir imposible, pero sí complicada y ardua. Muchos siglos de peleas, guerras, divisiones, enfrentamientos y distanciamientos. Me quiero subir al carro, desde el diálogo y el respeto, de muchos hombres y mujeres que están por la labor de unir a los cristianos y crear lazos y vínculos con las demás religiones. Creo en la familia humana, en la que también tienen cabida los no creyentes, pero, en la que todos -pese a nuestras diferencias- podemos vivir en hermandad y en paz.
- Y la educación, es el otro asunto en el que mis desvelos son continuos. Creo que la educación es la mejor herramienta para la transformación y el cambio de la sociedad. Una sociedad muy plural, pero globalizada. Me considero educador. Aunque no siempre estoy a la altura de las circunstancias. Pero mi apuesta y compromiso por educar lo llevo en la mochila desde mi juventud y pienso dejarla -ahí- hasta el final.
En fin, aunque es verano y estoy de vacaciones, creo que no puedo ni debo bajar la guardia en estos asuntos.
Con pocas cosas podría estar más de acuerdo que con lo que expresas en estas líneas, muchos firmaríamos estas ideas como expresión de lo que pensamos, casi tantos como las incumpliríamos después, pues la expresión: "el contexto en el que vivo me hace muchos "guiños" pero ahí están" es inmejorable.
ResponderEliminarÁnimo Juamba, nos llevas en tu mochila.