El fin de semana pasado estuvimos en el Parque natural de la Breña y Marismas de Barbate (Cádiz). Magnífico día. Soleado, sin mucho calor. Y... buena compañía, todos los Hermanos de la Salle de la Bahía.
Llegando al pinar nos sorprende que una familia esté, con bolsas de basura, al lado de la carretera. No eran domingueros, no. Ya en el aparcamiento nos disponemos a buscar un rincón con una de las mesas espaciosas que hay en el parque, y seguimos viendo más familias con bolsas de basura. Está claro que el asunto empieza a ser llamativo.
Decidimos hacer un rato de senderismo y vemos más familias con la misma tarea. Nuestra curiosidad nos lleva a preguntarles, pues, nos llama, gratamente la atención, el ver a niños, abuelos, jóvenes y padres recogiendo la basura y desechos que otros padres, jóvenes, abuelos y niños habían tirado.
La verdad es que el parque está bastante cuidado y despejado de maleza. Hay que evitar los incendios. Se ve buen ambiente. En esta época de la primavera da gusto caminar por estos lares. El trinar de los pájaros, la vistosidad de las flores, el olor de la naturaleza, todo, todo, es tan agradable.
Pero volvamos a la estampa familiar. Cada vez que veíamos alguna, las felicitábamos por la buena labor que estaban haciendo, sin duda ejemplar. Hay cosas que se 'maman' y se aprenden en el contexto familiar. Luego de mayores apenas cuesta practicarlas. Cuidar nuestra casa particular nos lleva, con naturalidad, a cuidar de nuestra casa común, o sea, la NATURALEZA.
Cuando en nuestra casa somos ecológicos, porque reciclamos, hacemos buen uso de agua y las diferentes energías, nos esforzamos en evitar la contaminación, etc., etc. Todo ellos nos predispone a repetir la misma conducta tanto en las playas, como en el campo o en la ciudad.
Para que todo esto ocurra, ¡y ocurre!, se necesitan familias que opten por ser ecológicas y educar a su prole en la sensibilidad de cuidar el medio ambiente. Como en tantas otras cosas la educación familiar es clave. Y es que todo empieza en el hogar familiar. Ya los centros educativos, por ejemplo, completarán y reforzarán estos hábitos, pero si en la vida cotidiana familiar estos asuntos se realizan, habremos ganado todos.
Ya en otro nivel, pero sin olvidar esta perspectiva, todo esto del cambio climático, la contaminación, el efecto invernadero y demás desastres naturales se deben, en gran parte, a que los señores (multinacionales y políticos), que toman las decisiones, no siempre a favor de la madre naturaleza; tal vez, no tuvieron un contexto familiar en el que se les educó en todos esto que venimos diciendo. Por consiguiente, carecen de sensibilidad, les importa muy poco la 'casa común' o, lo que es peor, proceden de familias que ¿les educaron? en mirar sus propio intereses, a costa de los intereses de todos.
En fin, que nunca me cansaré de afirmar que todo, todo, empieza en el hogar familiar.
Llegando al pinar nos sorprende que una familia esté, con bolsas de basura, al lado de la carretera. No eran domingueros, no. Ya en el aparcamiento nos disponemos a buscar un rincón con una de las mesas espaciosas que hay en el parque, y seguimos viendo más familias con bolsas de basura. Está claro que el asunto empieza a ser llamativo.
Decidimos hacer un rato de senderismo y vemos más familias con la misma tarea. Nuestra curiosidad nos lleva a preguntarles, pues, nos llama, gratamente la atención, el ver a niños, abuelos, jóvenes y padres recogiendo la basura y desechos que otros padres, jóvenes, abuelos y niños habían tirado.
La verdad es que el parque está bastante cuidado y despejado de maleza. Hay que evitar los incendios. Se ve buen ambiente. En esta época de la primavera da gusto caminar por estos lares. El trinar de los pájaros, la vistosidad de las flores, el olor de la naturaleza, todo, todo, es tan agradable.
Pero volvamos a la estampa familiar. Cada vez que veíamos alguna, las felicitábamos por la buena labor que estaban haciendo, sin duda ejemplar. Hay cosas que se 'maman' y se aprenden en el contexto familiar. Luego de mayores apenas cuesta practicarlas. Cuidar nuestra casa particular nos lleva, con naturalidad, a cuidar de nuestra casa común, o sea, la NATURALEZA.
Cuando en nuestra casa somos ecológicos, porque reciclamos, hacemos buen uso de agua y las diferentes energías, nos esforzamos en evitar la contaminación, etc., etc. Todo ellos nos predispone a repetir la misma conducta tanto en las playas, como en el campo o en la ciudad.
Para que todo esto ocurra, ¡y ocurre!, se necesitan familias que opten por ser ecológicas y educar a su prole en la sensibilidad de cuidar el medio ambiente. Como en tantas otras cosas la educación familiar es clave. Y es que todo empieza en el hogar familiar. Ya los centros educativos, por ejemplo, completarán y reforzarán estos hábitos, pero si en la vida cotidiana familiar estos asuntos se realizan, habremos ganado todos.
Ya en otro nivel, pero sin olvidar esta perspectiva, todo esto del cambio climático, la contaminación, el efecto invernadero y demás desastres naturales se deben, en gran parte, a que los señores (multinacionales y políticos), que toman las decisiones, no siempre a favor de la madre naturaleza; tal vez, no tuvieron un contexto familiar en el que se les educó en todos esto que venimos diciendo. Por consiguiente, carecen de sensibilidad, les importa muy poco la 'casa común' o, lo que es peor, proceden de familias que ¿les educaron? en mirar sus propio intereses, a costa de los intereses de todos.
En fin, que nunca me cansaré de afirmar que todo, todo, empieza en el hogar familiar.
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