Nunca me gustó lo de ‘juventud divino
tesoro’. Más que
nada porque los tesoros están escondidos y, aunque son tesoros, tienen poco uso
y escasa utilidad. Siempre están escondidos o guardados.
Tengo una manía, a todo el mundo le
llamo joven. He entrado
en la década de los 60, por la edad ya sería abuelo, pero, lo de la juventud lo
tengo muy presente. Esta mañana les he sacado una foto, al grupito que estaba
por el jardín, y les he dicho: En el blog de hoy escribiré sobre los jóvenes.
Sobre vosotros.
Ya sé que la juventud es una etapa de
la vida. Pero sería
una lástima que todo aquello que aparece en esos años, como los abundantes
sueños, las grandes utopías, el ser rebelde, las confrontaciones, los inconformismos,
las insistentes críticas,… en fin, las ganas de cambiar el mundo ‘(tan malito’ que
diría Mafalda), se nos quitaran porque vamos acumulando los
años.
Hablando de la juventud, hay mucha
gente miope. Ya es
un tópico la frasecita de que “la juventud está muy mal”. Por lo que uno lee y
lo poco que sabe, la juventud del siglo pasado estaba muy mal. Mal estaba la
del siglo anterior. Mal se nos dice que estaba, también, en los siglos anteriores. Vamos
que siempre está mal. ¡Y lo dicen los que han sido jóvenes!
Pienso que hay jóvenes que están mal,
como adultos que están mal. Naturalmente que hay personas delincuentes, drogatas, perezosas,
insoportables, mal educadas,… pero para nada son la mayoría. Pues lo mismo
ocurre con los jóvenes.
En general, mi vida, está
transcurriendo entre jóvenes. Por consiguiente, puedo hablar con cierta propiedad. Hay mucha juventud
inquieta. He ido conociendo a jóvenes muy solidarios y altruistas; también, muy
preocupados por su formación. Puedes contar con ellos para muchos proyectos
humanizadores. Como en otras épocas son emprendedores, arriesgan mucho por
avanzar en sus vidas y proyectar su futuro.
Pero no todos los jóvenes tienen las
mismas circunstancias. Hay jóvenes ‘machacados’. Los hay que su juventud la pasan en las
guerras; también en trabajos rayando en la esclavitud por las multinacionales;
abundan los desencantados por esta sociedad egoísta, consumista y materialista.
Por otro lado soy consciente de que hay, algunos jóvenes, que
han claudicado demasiado pronto a sus ideales. Que han tirado la toalla. Pero
son los menos.
A los jóvenes de nuestros centros educativos y
asociaciones juveniles, como por ejemplo Salle joven, Movimiento Scout, les
seguimos ofreciendo los grandes valores que favorecen el crecimiento de la persona
y la fraternidad entre todos. Creemos que es el camino para alcanzar un mundo mejor para
todos: El soñado por Dios, para su familia, o sea, para todos sus hijos e hijas.
El espíritu juvenil, sin duda, es el que mantiene este ‘rescoldo’.
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