Decimos que todo tiene solución,.... menos la muerte. Y, de la
muerte, tenemos miedo hasta de hablar de ella. Todo el mundo al que le pregunto
sobre la muerte, se queda un tanto extrañado; como si el asunto no fuera con
ellos. Eso de la muerte, aún, está muy lejos como para preocuparse de ella. Y,
sin embargo, está muy cerquita de nosotros, es más, creo que vive con nosotros,
forma parte de nuestra existencia.
Ahora viene noviembre, y la visita a los cementerios se hace obligada. Se limpian las lápidas, se adornan las tumbas y, sin querer, se van leyendo algunas de los epitafios escritos a los seres queridos: 'Descanse en paz'; 'Tus hijos no te olvidan'; 'Dios está cuidando de ti'; 'Algún día nos volveremos a ver'; 'Se acabaron tus sufrimientos',...
Desde luego, para muchas personas la muerte es un tabú. No quieren hablar de ella, dicen que les trae 'mal fario'. Todavía existe la práctica de ocultar la muerte a los niños. Cuando un ser querido nos deja, a los hijos, si son pequeñitos, se les lleva a la casa de algún familiar para evitarles 'el trauma' de la experiencia de la muerte. Creo que es una equivocación. Antes o después se tiene que hacer 'el duelo' y, cuanto más se alargue, más traumas tendrán.
De la muerte se pueden plantear muchas cosas, yo me voy a detener en dos: El primer planteamiento es de los que piensan que todo acaba con la muerte. Que no hay nada después de ella. En el segundo se encuentran los que creen que la muerte es un paso a otra vida. Es como una puerta a otra dimensión. Que la vida sigue.
No puedo hablar por las personas que creen que todo acaba en el cementerio. Me imagino que tienen sus razones, que respeto y, además, ni si quiera son obstáculo para que mi relación con ellas, sea como la que tengo con las personas que sí creen en la otra vida. Ya he dicho en otro lugar, que antes de las creencias -con ser muy importantes- están las personas. Y las personas son tan importantes que todas nos necesitamos para realizarnos y ser felices. No me puedo permitir excluir a las personas porque no crean lo que yo creo, porque no piensen lo que yo pienso y porque no hagan lo que yo hago.
Personalmente, me encuentro más cómodo en la situación de una vida futura por venir. Tengo además la conciencia de que la humanidad tiene un final y un final feliz. No tengo la certeza de cuándo será o llegará, pero, desde tal convicción, me considero un -humilde- colaborador de esa Nueva Humanidad con la que culminará la historia humana. En este sentido me pongo en el mismo camino de las personas que me precedieron, de las personas que en la actualidad caminamos juntas y de las personas que vendrán detrás; porque todas estas personas soñamos con la misma utopía.
Por cierto, todo este asunto no tiene que ver con ser más buenos o más malos. Que unos se salvan y otros se condenan. La vida me viene diciendo que hay ateos muy buenos y creyentes muy buenos. Y que también hay creyentes sinvergüenzas y ateos sinvergüenzas. Por lo que vengo observando, la naturaleza humana, está mucho antes que las creencias, que las ideologías y que las indiferencias, ya que el ser humano las crea y las define después.
Quisiera terminar afirmando que esta esperanza, en una vida futura, la tengo por la fe que me transmitieron mi madre y mi padre, en el Dios de Jesús de Nazaret, que muriendo en la cruz, resucitó al tercer día y, con Él, toda la humanidad.
Ahora viene noviembre, y la visita a los cementerios se hace obligada. Se limpian las lápidas, se adornan las tumbas y, sin querer, se van leyendo algunas de los epitafios escritos a los seres queridos: 'Descanse en paz'; 'Tus hijos no te olvidan'; 'Dios está cuidando de ti'; 'Algún día nos volveremos a ver'; 'Se acabaron tus sufrimientos',...
Desde luego, para muchas personas la muerte es un tabú. No quieren hablar de ella, dicen que les trae 'mal fario'. Todavía existe la práctica de ocultar la muerte a los niños. Cuando un ser querido nos deja, a los hijos, si son pequeñitos, se les lleva a la casa de algún familiar para evitarles 'el trauma' de la experiencia de la muerte. Creo que es una equivocación. Antes o después se tiene que hacer 'el duelo' y, cuanto más se alargue, más traumas tendrán.
De la muerte se pueden plantear muchas cosas, yo me voy a detener en dos: El primer planteamiento es de los que piensan que todo acaba con la muerte. Que no hay nada después de ella. En el segundo se encuentran los que creen que la muerte es un paso a otra vida. Es como una puerta a otra dimensión. Que la vida sigue.
No puedo hablar por las personas que creen que todo acaba en el cementerio. Me imagino que tienen sus razones, que respeto y, además, ni si quiera son obstáculo para que mi relación con ellas, sea como la que tengo con las personas que sí creen en la otra vida. Ya he dicho en otro lugar, que antes de las creencias -con ser muy importantes- están las personas. Y las personas son tan importantes que todas nos necesitamos para realizarnos y ser felices. No me puedo permitir excluir a las personas porque no crean lo que yo creo, porque no piensen lo que yo pienso y porque no hagan lo que yo hago.
Personalmente, me encuentro más cómodo en la situación de una vida futura por venir. Tengo además la conciencia de que la humanidad tiene un final y un final feliz. No tengo la certeza de cuándo será o llegará, pero, desde tal convicción, me considero un -humilde- colaborador de esa Nueva Humanidad con la que culminará la historia humana. En este sentido me pongo en el mismo camino de las personas que me precedieron, de las personas que en la actualidad caminamos juntas y de las personas que vendrán detrás; porque todas estas personas soñamos con la misma utopía.
Por cierto, todo este asunto no tiene que ver con ser más buenos o más malos. Que unos se salvan y otros se condenan. La vida me viene diciendo que hay ateos muy buenos y creyentes muy buenos. Y que también hay creyentes sinvergüenzas y ateos sinvergüenzas. Por lo que vengo observando, la naturaleza humana, está mucho antes que las creencias, que las ideologías y que las indiferencias, ya que el ser humano las crea y las define después.
Quisiera terminar afirmando que esta esperanza, en una vida futura, la tengo por la fe que me transmitieron mi madre y mi padre, en el Dios de Jesús de Nazaret, que muriendo en la cruz, resucitó al tercer día y, con Él, toda la humanidad.
Piensolo mismo que tu Juanba ,que" Don" de palabras que tienes .....¡Viva la Madre que te parió .....lo que me sale del ALMA, decirte que usted¨: y perdona que no te tutee ,pero no es para menos el respeto y la admiraciòn que te tengo ....Que eres de las personas que se le dicen que :
ResponderEliminar"NO DEBES DE MORIR NUNCA"
Un fuerte abrazo Pili cuidate mucho y espero verte pronto y si tardamos en vernos sabes que te llevo siempre en mi corazon .