No se trata de un juego de palabras. Corren nuevos tiempos. Ya no se
puede seguir como antes. La llamada globalización, con sus luces y sombras, nos
trae nuevas oportunidades. El mundo está cambiando y, mucha gente,
queremos que sea para bien. La humanidad sigue evolucionando, sigue progresando
y, como si de un ser humano se tratara, continúa creciendo y madurando.
La historia nos ha dicho 'tropecientas veces', que
encerrarse en la tribu, vivir pensando solo en la tribu, afirmar y defender la
tribu - por encima de cualquier cosa - ha generado siempre violencia, muertes,
guerras, conflictos,... "porque mi tribu es la mejor, es la más fuerte y es la
que puede imponerse a las demás". Claro que, en igualdad de condiciones, las
tribus se respetaban, guardaban las apariencias y se consentían.
La multiculturalidad, ha sido una solución para 'no llegar a las manos'. Coexistimos, tratamos de ser buenos vecinos -como mucho - pero, no te metas en mis cosas y déjame vivir tranquilo. Tal vez ha sido una buena solución, mejor, una fase de la historia necesaria, sin embargo, no es el ideal. Podemos estar viendo hacer, a los vecinos, auténticas barbaridades, pero, por aquello del mutuo (y falso) respeto, nos cruzamos de brazos y consentimos. En lógica correspondencia, ellos, harán lo mismo con nuestras barbaridades.
Por lo demás, todos entendemos que el concepto multicultural hace referencia a la cohabitación o coexistencia de varias culturas en un mismo espacio, sea ciudad, región o país; eso sí, sin mezclarse.
La interculturalidad es el otro concepto que traigo, hoy, a la reflexión. La propia palabra, como tal, ya da a entender que se da un acercamiento, entre las diferentes culturas que se encuentran viviendo en un mismo lugar. Casi se deja entrever, en el término, una intencionalidad por parte de todas las culturas, a relacionarse, a convivir, y si vamos más allá, a compartir. No creen que las relaciones humanas se basen en el poder de unos sobre otros, que la diversidad de culturas sea una amenaza para la humanidad. Todo lo contrario, en la interculturalidad, ven una riqueza, ven la complementariedad, constatan el hecho de que, 'juntas las diferentes culturas', contribuyen al crecimiento y desarrollo de toda la humanidad.
Por consiguiente, entiendo que el título de nuestra reflexión: "De la multiculturalidad a la Interculturalidad", es el más ajustado a lo que se debe hacer en estos tiempos nuevos, que nos trae de la mano el siglo XXI. La coexistencia pacífica y la permisividad, propia de la multiculturalidad, tiene que dejar paso, a mi modo de ver, al diálogo intercultural. La palabra clave es el diálogo. El diálogo prepara el camino al encuentro, al enriquecimiento mutuo, a la convivencia y buen entendimiento entre los diferentes pueblos y culturas.
Cuando nos aproximamos e interaccionamos con otras culturas, tradiciones, razas, religiones,... en el mismo plano de igualdad, aceptando las diferencias, conociendo al otro; les aseguro, y lo digo por propia experiencia, que se caen muchas 'barreras', muchos prejuicios; desaparecen las fronteras y se derrumban las vallas y muros; en fin, que nos vemos de igual a igual y, sin duda, todo ello nos humaniza y nos potencia como personas y sociedades; vamos, que es 'como otro pequeño paso de la humanidad'.
La multiculturalidad, ha sido una solución para 'no llegar a las manos'. Coexistimos, tratamos de ser buenos vecinos -como mucho - pero, no te metas en mis cosas y déjame vivir tranquilo. Tal vez ha sido una buena solución, mejor, una fase de la historia necesaria, sin embargo, no es el ideal. Podemos estar viendo hacer, a los vecinos, auténticas barbaridades, pero, por aquello del mutuo (y falso) respeto, nos cruzamos de brazos y consentimos. En lógica correspondencia, ellos, harán lo mismo con nuestras barbaridades.
Por lo demás, todos entendemos que el concepto multicultural hace referencia a la cohabitación o coexistencia de varias culturas en un mismo espacio, sea ciudad, región o país; eso sí, sin mezclarse.
La interculturalidad es el otro concepto que traigo, hoy, a la reflexión. La propia palabra, como tal, ya da a entender que se da un acercamiento, entre las diferentes culturas que se encuentran viviendo en un mismo lugar. Casi se deja entrever, en el término, una intencionalidad por parte de todas las culturas, a relacionarse, a convivir, y si vamos más allá, a compartir. No creen que las relaciones humanas se basen en el poder de unos sobre otros, que la diversidad de culturas sea una amenaza para la humanidad. Todo lo contrario, en la interculturalidad, ven una riqueza, ven la complementariedad, constatan el hecho de que, 'juntas las diferentes culturas', contribuyen al crecimiento y desarrollo de toda la humanidad.
Por consiguiente, entiendo que el título de nuestra reflexión: "De la multiculturalidad a la Interculturalidad", es el más ajustado a lo que se debe hacer en estos tiempos nuevos, que nos trae de la mano el siglo XXI. La coexistencia pacífica y la permisividad, propia de la multiculturalidad, tiene que dejar paso, a mi modo de ver, al diálogo intercultural. La palabra clave es el diálogo. El diálogo prepara el camino al encuentro, al enriquecimiento mutuo, a la convivencia y buen entendimiento entre los diferentes pueblos y culturas.
Cuando nos aproximamos e interaccionamos con otras culturas, tradiciones, razas, religiones,... en el mismo plano de igualdad, aceptando las diferencias, conociendo al otro; les aseguro, y lo digo por propia experiencia, que se caen muchas 'barreras', muchos prejuicios; desaparecen las fronteras y se derrumban las vallas y muros; en fin, que nos vemos de igual a igual y, sin duda, todo ello nos humaniza y nos potencia como personas y sociedades; vamos, que es 'como otro pequeño paso de la humanidad'.
Muy bueno y tremendamente acertado en la actualidad este artículo u opinión Bau. Me ha gustado mucho.
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