La imagen clásica del mes de agosto es la carretera llena de coches; y los coches llenos, a tope, con todo lo que necesita la familia para pasar las esperadas vacaciones.
Aunque en estos tiempos de crisis, las vacaciones, pueden quedar un poco rebajadas. Aún así son muy necesarias.
Necesitamos de tiempos 'para no hacer nada' de lo que hacemos normalmente.
Necesitamos tiempo para estar con la familia. Normalmente estamos con la familia, pero con las vacaciones, lo de estar con la familia tiene otra dimensión. Otra forma de estar.
Muchos son los hijos que esperan, estos días, para estar más tiempo con su madre y su padre. Quieren estar con ellos, desean jugar con ellos. Si tienen la suerte y posibilidades disfrutar de la playa con ellos o de la montaña. Durante el año, entre que unos están en la escuela y los mayores en sus trabajos y ocupaciones, no es fácil estar y disfrutar juntos.
Muchas son las parejas, que tienen sus esperanzas en estos días vacacionales. Cada pareja pone sus 'acentos' en aquello que más desean y necesitan. Ya, estar más tiempo juntos, es el primer paso, pero luego queda un camino por hacer en los días que se dispone.
Lo bueno de las vacaciones es que toda la familia tiene una buena disposición para que todo salga bien. La ventaja que tienen, es que todos se conocen y saben lo que se tiene que hacer para tener contentos a los demás.
Claro que se presentan dificultades y aparecen los problemas, pero, ya se cuenta con ellos y la forma de abordarlos tiene otra dimensión, como que se es más condescendiente.
No obstante, seamos realistas. Ni todas las familias tienen vacaciones, ni todas las familias tienen la posibilidad de disfrutar de las buenas relaciones cordiales entre todos sus miembros. En esto, como en otros muchos asuntos, no se tiene la misma suerte. Y las vacaciones son un 'martirio', hasta el punto, de que se generan más problemas, de los que normalmente se tienen. Y si no aumentan, si se potencian.
En cualquier caso, tenemos un mes por delante, para vivir con intensidad estos tiempos especiales; y así, la familia, se encuentre consigo misma y tenga la oportunidad de seguir fortaleciéndose. Sin duda, disfrutar de la vida familiar, favorece, tanto el crecimiento personal, como la felicidad de todos sus miembros.
Aunque en estos tiempos de crisis, las vacaciones, pueden quedar un poco rebajadas. Aún así son muy necesarias.
Necesitamos de tiempos 'para no hacer nada' de lo que hacemos normalmente.
Necesitamos tiempo para estar con la familia. Normalmente estamos con la familia, pero con las vacaciones, lo de estar con la familia tiene otra dimensión. Otra forma de estar.
Muchos son los hijos que esperan, estos días, para estar más tiempo con su madre y su padre. Quieren estar con ellos, desean jugar con ellos. Si tienen la suerte y posibilidades disfrutar de la playa con ellos o de la montaña. Durante el año, entre que unos están en la escuela y los mayores en sus trabajos y ocupaciones, no es fácil estar y disfrutar juntos.
Muchas son las parejas, que tienen sus esperanzas en estos días vacacionales. Cada pareja pone sus 'acentos' en aquello que más desean y necesitan. Ya, estar más tiempo juntos, es el primer paso, pero luego queda un camino por hacer en los días que se dispone.
Lo bueno de las vacaciones es que toda la familia tiene una buena disposición para que todo salga bien. La ventaja que tienen, es que todos se conocen y saben lo que se tiene que hacer para tener contentos a los demás.
Claro que se presentan dificultades y aparecen los problemas, pero, ya se cuenta con ellos y la forma de abordarlos tiene otra dimensión, como que se es más condescendiente.
No obstante, seamos realistas. Ni todas las familias tienen vacaciones, ni todas las familias tienen la posibilidad de disfrutar de las buenas relaciones cordiales entre todos sus miembros. En esto, como en otros muchos asuntos, no se tiene la misma suerte. Y las vacaciones son un 'martirio', hasta el punto, de que se generan más problemas, de los que normalmente se tienen. Y si no aumentan, si se potencian.
En cualquier caso, tenemos un mes por delante, para vivir con intensidad estos tiempos especiales; y así, la familia, se encuentre consigo misma y tenga la oportunidad de seguir fortaleciéndose. Sin duda, disfrutar de la vida familiar, favorece, tanto el crecimiento personal, como la felicidad de todos sus miembros.
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