Es un tiempo , la Cuaresma, que nos confronta e interpela, bueno, para el que quiere confrontarse e interpelarse, que no todo el mundo está por la labor.
La vida me está llevando a simplificar las cosas, no es fácil, hay que tener determinación, como en todo lo que nos pasa y somos; en este caso, mi preocupación es plantear las cosas fundamentales, o sea, las que fundamentan mi vida y, una vez definidas, ver cómo las estoy traduciendo en mi vida, en el día a día.
Como sabemos, la alternativa que presentamos los que seguimos a Jesús, se basa en el mandamiento del Amor. Es el amor y nada más que el amor, la medida de nuestra vida cristiana. Por eso que no es una novedad lo que voy a señalar en estas líneas dominicales. Lo novedoso es que, para mi camino cuaresmal, me recuerdo a mí mismo, la importancia que tienen los tres amores de mi vida y cómo estoy amando a cada uno de ellos. Al día de hoy lo percibo así:
Mi primer amor es Juan Bautista. Mal empezamos sino me quiero, sino me amo. No es fácil este primer amor. En estos tiempos que vivimos, lo que digan los influencers , cuenta más que tus propias convicciones, y con tantas llamadas que nos llegan de fuera que predican la comodidad, el consumismo, la egolatría, la verdad que no te favorecen el que hagas una buena reflexión sobre cómo va tu crecimiento personal. Porque las incoherencias hay que desenmascararlas, la aceptación de las propias limitaciones no es fácil, perdonarse cuando uno es consciente de haber metido la pata tiene su coraje y tratar de superarse ante el desánimo que te llega, requiere mucha determinación. este primer amor requiere de tiempo y paciencia.
Mi segundo amor son Los Demás. por los demás entiendo la familia, la comunidad en la que vivo, mis amigos, compañeros de trabajo, vecinos, las personas que me vienen de otros continentes sean negros o blancos, ricos o pobres, creyentes o no creyentes, y como no, la misma naturaleza, la casa común en la que habitamos. Como decíamos antes, hay muchas llamadas externas que no favorecen la cultura del encuentro, al revés, te plantean que es mejor desentenderse del mundo que te rodea, como dice el refranero, 'que cada cual aguante su vela', tú vete a lo tuyo y practica la indiferencia, así no te complicas la vida. Los demás, en todo caso, están para aprovecharse de ellos. Mal asunto. Amar en este caso, conlleva la hospitalidad, el diálogo, la comunicación, el respeto, la integración, el perdón, y todo aquello que favorece la convivencia y la solidaridad. Esto tiene tela.
Mi tercer amor es Dios. Sí, soy creyente. Muchas de las personas con las que vivo, también lo son. Para mí creer en Dios lo es todo. Es más los otros dos amores que acabo de señalar, no los interpretaría de la misma forma, si no fuera creyente. Como nos enseñó Jesús de Nazaret, mi Dios es padre y madre, y siento que me ama y quiere que sus hijos seamos felices. Por eso entiendo que el amor a Dios pasa por el amor a sus hijos e hijas. Su sueño es que su familia sea plena, por eso comprometerse a construir la fraternidad es la mejor expresión del amor al Dios de Jesús. Ahí están las Bienaventuranzas es la mejor propuesta que me presenta Dios para que le ame con la totalidad de mi vida. Yo quiere ser ese hijo que se comprometa a ello. Seguro que la oración me va a seguir ayudando
¡Ojalá! estos tres amores los siga manteniendo, cuidando y amando como se merecen.
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