Este año, con la pandemia, creo que merece la pena
hacerse esta pregunta, sobre EL SENTIDO de la Navidad. No es la primera
vez que lo hago, pero tal y como está el ambiente es muy oportuna la pregunta.
En muchos hogares van a faltar seres queridos, otros estarán en los hospitales,
en todos los lugares de nuestra cultura, se están tomando medidas para seguir
controlando al dichoso virus. Y sin embargo la Navidad sigue ahí, esperándonos.
Nadie ha dicho nada de quitarla. Y es que hay en juego
muchos motivos. Me iré fijando en las respuestas que se ven a
primera vista, para terminar con la respuesta que, a mi juicio, puede
justificar a todas las demás y por la que merece la pena celebrar la NAVIDAD, un año más.
Hay una respuesta económica. La navidad sirve para reactivar la
economía, y más en estos tiempos de crisis en los que estamos. Es verdad que
podemos pasarnos al consumismo, pero hay que comer, comprar nuevas ropas, hacer
regalos, ... y las cenas o comidas de la empresa también aportan su
significado. Por lo demás, la lotería de Navidad tiene ya su protagonismo
ganado en estas fechas.
Hay una respuesta vacacional. Que se lo pregunten a los alumnos que
han estado los últimos días del trimestre tachando en el calendario la llegada
de estas fiestas. Aunque muchas son las personas que también disfrutan
de estos días para dedicar con más generosidad actividades de ocio y tiempo
libre, si bien este año esto está más regulado. Las vacaciones siempre son
bienvenidas y las mismas amistades buscan su espacio en esta época. A ver cómo
nos apañamos.
Hay una respuesta familiar. Esta este año, está
muy complicada y ya hay familias que se lo están pensando. De todas
formas, son fechas entrañables para la familia. Hay en el ambiente un buen
deseo de estar juntos. Se festeja con buenas comidas, con detalles muy
especiales. Aunque el mejor regalo es estar juntos en Navidad, el Fin de año o
en Reyes, con la complicidad de la fantasía y la magia de los regalos.
Hay una respuesta solidaria. En esas fechas parece que nos toca la fibra
sentimental y nos despierta un poquito la conciencia social. Y con la
pandemia se está notando más. Es verdad que los pobres están siempre con nosotros,
pero estos días los queremos 'mimar' un poquito más. Parecería que si no damos
esta respuesta la Navidad estaría incompleta. ¡Ojalá! todo el año fuera
Navidad.
Y está la respuesta religiosa. Son muchos los años que vengo diciendo,
haciéndome eco de los entendidos, que en Navidad Dios se hace humano, para que
el ser humano se haga Dios. En todas las culturas, civilizaciones y religiones
hay un 'sueño' repetido y coincidente, aunque las formas de contarlo sean
diferentes.
Se trata de un ‘sueño utópico’. Ya lo decía la semana pasada, estamos en tiempos de utopías y sueños de la humanidad. Porque hay una aspiración en todos los hombres y
mujeres –de todos los tiempos- por conseguir un mundo más humano, más sociable,
más solidario, más pacífico. Otro mundo es diferente, se dice, pensando en lo
mal que está desde que lo viene narrando y recuerda la historia.
Creo que el cristianismo también nos
aporta esa visión de una gran familia humana en la que todos somos iguales,
el amor es la única ley y nadie pasa necesidad. La gran razón es porque todos
somos hermanos y hermanas y no podemos dejar a nadie en la estacada.
Y… para esto sirve la Navidad, para que
de forma especial todos los años recordemos los grandes sueños utópicos y
vayamos avanzando en su realización. Estos son mis deseos este año que termina
y los mismos para el año que comienza. La esperanza que tenemos es que Dios
está con nosotros, el mismo que nació en Belén.
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