El año pasado, por estas fechas, un grupo de cristianos católicos y ortodoxos, nos juntábamos a orar en la Iglesia Ortodoxa de Jerez. Fue un encuentro de Hermanos en la fe en Jesús de Nazaret, que nos sentimos muy unidos a lo largo del año en otras actividades conjuntas que realizamos. Este año queremos repetir la experiencia, y la Oración la realizaremos en una Iglesia católica.
Aproximadamente un tercio de la humanidad cree en Jesús, es decir, es cristiana. Numéricamente somos más de 2.250 millones. Y sin embargo, todos los años, del 18 al 25 de enero, tenemos que dedicar una semana de oración por la unidad de los cristianos. Habrá que preguntarse ¿Por qué? Y la respuesta es muy sencilla: los cristianos estamos des-unidos.
Gracias al movimiento ecuménico, creado a principios del siglo pasado, los cristianos estamos dando 'pasitos' para formar, esperemos que de forma definitiva, el "Pueblo de Dios". A lo largo de los 2.000 años que llevamos de historia, se han ido creando las diferentes Iglesias, cada una de las cuales, se cree la auténtica poseedora de la verdad del cristianismo, del mensaje de Jesús.
Pero esto es un escándalo, visto desde fuera del cristianismo, cuando no da vergüenza ajena, pues cada una de dichas iglesias profesa solemnemente: que tenemos un Padre común, que todos somos hermanos y hermanas y que el único mandamiento que se nos ha dado ha sido el del amor. ¡Menos mal!
Exagerando un poco, basta echar una ojeada a la historia y cada vez que un grupo de cristianos decidía formar su propia iglesia (Ortodoxos, Protestantes, Anglicanos, Católicos,...) utilizaba el recurso de la violencia y de la guerra "para marcar su territorio".
No sabemos si los motivos eran religiosos y teológicos o económicos y políticos. Pienso que de todo un poco. Pero en todo caso, el grupo o iglesia nueva que se creaba se afirmaba, con bastante frecuencia, desde la violencia. El que esté interesado en profundizar, que recurra a la historia y, de forma especial, a la Historia de la Iglesia.
Si traigo estas reflexiones al blog, es porque -como decía más arriba- mañana, día 18 de enero, empieza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Esta es una buena iniciativa, pues desde la oración, como los primeros cristianos, podemos conseguir lo que por otros medios no hemos alcanzado. Ya es hora de que dejemos a un lado las guerras de religión (entre cristianos), las inquisiciones para eliminar a los contrarios, las disputas teológicas que han justificado tantas rupturas y violencias,...
El mundo de hoy camina hacia la globalización. Esto quiere decir que entre todos los habitantes del planeta, unos con más influencia que otros, estamos construyendo un orden nuevo, un único mundo, en el que todos los seres humanos seamos ciudadanos de hecho y de derecho. Ésta, sin la menor duda, es una de las razones por la que los cristianos caminemos unidos y aportemos nuestra visión del mundo nuevo que se está gestando.
Y es que tenemos mucho que decir y hacer. Pero, lo primero de todo es que demos testimonio, ante los demás hombres y mujeres de otras creencias, incluso sin creencias, de que es posible la unión, que el ser humano pertenece a la misma familia, que basta de fronteras, que es una vergüenza tanta diferencia social entre pobres y ricos, entre mujeres y hombres (todos somos hermanos y hermanas) y que podemos querernos y vivir en paz. !Ojalá, así, demos testimonio del evangelio que predicamos!
Si las diferentes Iglesias cristianas dan ejemplo y forman la única Iglesia, la del Pueblo de Dios, estaremos contribuyendo a que el mundo se fortalezca en sus vínculos solidarios y fraternales y, entonces, lo de la globalización no se quedará, solamente, en cuestiones económicas y financieras que tantas injusticas siguen generando.
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