LOS POBRES, siempre hablando
de ellos. Nuestras conversaciones, si nos fijamos, no se agotan con el futbol o con los programas
"basura" de la TV; ni siquiera con las crisis que nos inventamos. No, somos más
generosos que eso y a lo largo del año aparecen los pobres y hablamos también
de ellos - y de ellas - (pues, también hay mujeres pobres), de tal forma que nos
ponen imágenes suyas en los telediarios; les vemos en las calles, incluso, los
famosos hacen campañas para aliviarles... y es que los pobres están muy
presentes en nuestras vidas.
Me pregunto… ¿Por qué será que a los pobres los
tenemos tan presentes? Y entonces, me doy estas respuestas: ¿Por lástima? ¿Mala
conciencia? ¿Por compasión? ¿Despiertan nuestra solidaridad? ¿Por indignación?
¿Porque nos estorban? ¿Nos incomodan? ¿Nos sentimos amenazados por ellos? ...
No sé, que cada cual vea.
Pero llega la Navidad y todos los años nos volcamos de manera
muy especial con los pobres. En estas fechas, en el ambiente, se da una
sensibilidad especial hacia ellos. Hay algo en estas fiestas que nos aproxima
mucho más a sus personas... Y hacemos campañas solidarias dedicadas a los
pobres más cercanos. Dicen, que antiguamente, las familias ricas se llevaban a
un pobre a su casa por Navidad,...
En el fondo los pobres, o sea, los sin techo, los excluidos, los presos,
los parados, los inmigrantes, los marginados, los vagabundos y transeúntes, los
indigentes, los hambrientos, los menesterosos, los pordioseros y mendigos, los
miserables y desgraciados, los desamparados, ... no dejan de ser personas con
toda su dignidad y derechos, y además, como dirían los antropólogos, pertenecen
a nuestra "especie humana o género humano", por consiguiente, en estas
fiestas, que son tan entrañables, como miembros de la misma "familia"
que son, pues, no los queremos olvidar.
Tal vez, aunque no lo
formulemos, todos los días de año, con tanta claridad y conciencia, en el fondo, nos acordamos de los
pobres, porque pertenecen a nuestra misma "familia", es decir, que son
nuestros "hermanos", pero, que han tenido mala suerte en la vida. A lo
mejor en las mismas circunstancias que ellos, igual estaríamos en su
situación,... ¿quién sabe?
Si a todo esto añadimos la dimensión
religiosa, la Navidad es
la fiesta, por excelencia, en la que se privilegia a los pobres, porque son los
preferidos de Dios. Jesús nace en una cueva, apartado del pueblo de Belén,
pobre entre los pobres; además, fueron los pobres los primeros que lo visitaron,
por eso, nuestros belenes están llenos de los pastorcillos, que llevaron a
María, lo más necesario para atender a su hijo en los primeros días de su vida.
Y
ese Niño -tan frágil y pobre- que nace
en una cueva, nos hablará -cuando sea mayor- de un Dios que, como padre y
madre,
nos quiere a todos sus hijos e hijas y nos desea la paz y felicidad.
Precisamente los pobres, esperan estas fechas para recordárnoslo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario