Estas fechas cercanas a la Navidad, dan mucho de sí para comentar y
reflexionar en voz alta. Ya, la semana pasada, la relacionamos con los pobres. Pero,
sin duda, el asunto de la familia
es uno de los más destacados en nuestros ambientes navideños.
Muchos, esperamos estos días, tan
entrañables, para
reencontrarnos, estar juntos, comer y beber, pasear, hacer un repaso de cómo
nos ha ido el año que se termina, compartir las alegrías y las penas, propias,
de las personas que se quieren y lo celebran con intensidad. Aunque también son
días que se llenan de recuerdos y añoranzas, sobretodo, por los seres queridos
que nos dejaron y marcharon, eso sí, con la esperanza de que ya nos
reencontraremos en un futuro.
Qué imagen más bonita ver a una
familia por la calle, ver a los
hijos de la mano de su papá o mamá, disfrutando de los escaparates, las luces
de fantasía que iluminan la noche, los belenes tan imaginativos y creativos que
aparecen por doquier.
El binomio familia y navidad, sin la menor duda, es una de las
fotos que mejor guardamos en nuestros recuerdos de todos los tiempos. ¡Qué
triste una navidad solo!
Ahora bien, no todas las familias tienen estas añoradas experiencias
y vivencias. Hay familias que no se quieren ni ver, y menos en estas fechas que
parece que ¿te obligan a estar juntos?
Hay familias que en estos días navideños lo
pasan muy mal porque no tienen lo necesario para celebrar que se juntan.
Hay familias rotas que odian estas vacaciones de
Navidad porque les recuerdan su ¿mal? Y no desean volver al pasado.
Hay familias que no saben ni siquiera el lugar
en el que se puede encontrar alguno de sus miembros, porque les abandonó hace
bastante tiempo.
Hay familias que maldicen la Navidad porque ni siquiera esos días tienen
la oportunidad de “arañar” algo de la felicidad que se desprende del ambiente
que les rodea.
Pero bueno, para que seguir, si todos podríamos
alargar las posibilidades que la misma realidad nos propone.
Y, sin embargo, la Navidad es para vivirla en
familia o al menos con aquellos seres queridos que te apoyan a lo largo del
año, que te echan la mano al hombro en los momentos difíciles, que se alegran
contigo cuando vas saliendo adelante, que “pierdes” el tiempo con muchísimo
gusto, por que el vínculo que te une a tus seres más queridos fortalece tu
existencia, da sentido a tu vida… al menos, unos días al año, se hace
necesario visibilizar todo esto que es tan humano.
Termino
refiriéndome a la dimensión religiosa de la Navidad, ya que Dios se hace uno de nosotros, lo cual nos ofrece y
fortalece el sentido universal de la gran Familia Humana. Desde la cultura
occidental y cristiana, en la que me sitúo, es la gran aportación que tenemos
para toda la humanidad.
¡FELIZ
NAVIDAD EN FAMILIA!
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