Tal y como están las cosas, la amistad es un bien que debemos apreciar y potenciar y, desde luego, que no podemos permitirnos prescindir de ella. Tener amigos es una necesidad vital para el buen desarrollo y crecimiento de la propia persona. Sin amigos lo llevamos claro. Si ya la sociedad nos lo está poniendo complicado - vivir solos - acrecienta las dificultades y los problemas. No es que los amigos nos eviten los conflictos, pero nos ayudan a vivir con ellos y a superarlos.
Ahora bien, no crean que resulte fácil tener amigos. Mi experiencia personal me viene diciendo que la amistad es un bien muy valioso y que tiene 'su precio y su coste'. Y no hablo de dinero. Los amigos no se compran. No creo que haya tiendas en las que vendan -por kilos- la amistad. Como mucho hay 'amistades interesadas', pero eso, no es la amistad de la que hablo. Los amigos son conscientes de ‘la inversión’ que tienen que hacer –cada uno - para llevar a buen término su amistad.
A la familia no la elegimos a los amigos sí. Un buen amigo es un verdadero 'chollo'. Que haya alguien en quien puedas confiar, que pueda ser tu paño de lágrimas, que te deje el hombro para consolarte, que te de su tiempo para escucharte aunque sean las mismas cosas de siempre, que no te va a traicionar por nada del mundo, sin duda, esta es una de las experiencias más humanas y bellas que te puedan ocurrir.
Con el amigo o la amiga vas a tener espacios para las alegrías y los lloros. No todo va a ser de color de rosa. La persona amiga te va a confrontar, va a ser como un espejo en el que veas tus defectos y ruindades, no va a escatimar las críticas que te deba hacer cuando metas la pata; pero del mismo modo no le van a faltas las flores y alabanzas que te mereces. La amistad es integral y al completo, abarca a toda la realidad de la persona amiga. Se es amigo para las duras y las maduras, que se dice.
La amistad es una conquista. Como a las plantas hay que cuidarla, regarla, retirarle las hojas y podarla. Pero también como en las plantas, podrás gozar del colorido de sus flores y de la calidez de sus frutos. La amistad no entiende de vivir de las rentas. Los amigos van vertebrando, juntos, sus historias. Es verdad que tienen sus distanciamientos y diferencias, pero su amistad les tiene bien 'amarrados', además, ya saben que esas cosas están en el 'guión’. Todo lo cual les lleva a no escatimar esfuerzos, sudor y lágrimas. Las cosas valiosas tienen sus exigencias.
Y es que la amistad requiere su tiempo y su espacio. Una cervecita en el bar, un paseo por el campo, una confidencia en el parque, un correo electrónico, una palmadita en el hombro, un regalito en el cumple, saber estar en los momentos difíciles, disfrutar de una tarde en la playa o ir al cine, son algunas de las cositas cotidianas que contribuyen a todo esto que llamamos amistad.
Mi experiencia de la amistad no puede ser más gratificante. Tengo amigas y amigos, con los que me siento muy acompañado y muy a gusto. No son muchos, pues, en la amistad no cuenta la cantidad. Pero sí puedo decir que desde los 12 años, estoy disfrutando de la amistad y siempre me faltarán palabras para agradecer todo el bien que ha generado en mi crecimiento personal.
En un mundo despersonalizado, superficial, de relaciones ficticias, tener personas de confianza a tu lado, para crecer juntos, sin la menor duda, es un don que se debe acrecentar, se debe mimar y, además, se tiene que agradecer.
Comparto cada una de las palabras y expresiones que se dicen en el escrito. Es mas, he sido participe y beneficiario de dicha amistad y le estoy muy agradecido a la vida y a Dios por ello.
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