¿Cuánto tiempo dedico a mi mundo interior? Es decir, que me dedico a mí mismo. Esta
es una de las cuestiones vitales que debemos retomar de vez en cuando. Mejor
dicho, pregunta que tengo y debo hacerme, sin excusas. Siempre estamos pensando
en los demás, lo cual está bien, como seres sociales que somos, puesto que no
somos islas. Pero esa dimensión, tan importante, que compartimos con las otras
personas, la de nuestra propia identidad, a mi modo de entender, tiene que
empezar el primer movimiento, en uno mismo.
Esto no es nuevo, ya lo hemos pensado y comentado en otras ocasiones,
pero es evidente que dedicamos poco tiempo a nuestra realidad más profunda, a
nuestro ser más personal, o sea, a nuestro crecimiento como personas: hombre y
mujer, tanto monta monta tanto, que se diría en la sabiduría popular.
La vida nos va distrayendo
de otros asuntos y preocupaciones: familia, amigos, trabajo,... que son muy
importantes y necesarios, pero siempre que no nos despisten de nuestro ser
interior, de aquello que nos identifica con nuestra propia realidad personal y
que da fortaleza a nuestra existencia.
Pero tenemos un problema, y muy grave: ¿no tenemos tiempo para
estas cosas? Ni si quiera cuando llegan las vacaciones. Estamos tan ocupados,
que nos faltan esos cinco minutos al día, o media hora a la semana, incluso, tal vez un
par de horas al mes,.. Digo yo, que si somos tan mezquinos, para con nosotros
mismos, ¿qué calidad le damos al encuentro con los demás? No nos engañemos, para
lo que nos gusta, siempre disponemos de tiempo, pero, para lo que nos cuesta ¡y
mucho esfuerzo! Curiosamente no disponemos de tiempo.
Bucear en nuestro interior, no es fácil, como en todas las cosas de
la vida hay que aprenderlo. Pero hay una dificultad añadida, que lo de
encontrarse con uno mismo, inevitablemente, nos exige confrontarnos con nuestra
realidad personal. Y, la verdad, en ocasiones no nos gusta vernos en nuestro
espejo particular.
Ahora bien, lo más grande de este asunto, es la satisfacción de
hacerse uno dueño de sí mismo, llevar el timón de su barca, conducirse –aunque con
dificultades- por los reveses de la vida.
Todo un arte, en este mundo tan complejo en el que vivimos. Porque cuando
una persona gobierna su vida, está más que capacitado para acompañar y estar
con los demás en sus propios crecimientos como personas. Nuestras parejas,
nuestros hijos, nuestras amistades y nuestros compañeros lo agradecerán.
Creo que coincidiremos en que dedicar un poquito más de tiempo "a
nuestras cositas personales" favorecerá, incluso, las buenas
relaciones con los demás. Cada vez estoy más convencido de que caminar hacia
uno mismo, te da las referencias idóneas para hacer mejor el camino hacia los
demás. Como digo, lo tengo comprobado.
Es curioso cómo en la actualidad, están apareciendo en las redes sociales
numerosas llamadas, experiencias, métodos, programas que nos invitan a la interioridad. Como sabemos, los propios
centros educativos están incorporando estas actividades de la educación en la
interioridad. Bueno, es un paso muy importante y debemos potenciarlo.
En
fin, no quiero quitarte más tiempo, pues, te corresponde continuar la reflexión
a ti.
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