En el sexto aniversario de la Guerra de Siria, mantengo mis reflexiones de hace unos años y que estas palabras sean en recuedo de todos los hombres, mujeres, ancionos y niños asesinados en todas las guerras:
Primero: Les vendemos los aviones y luego se los destruimos.
Segundo: Formamos a sus pilotos en nuestras academias y luego los matamos.
Tercero: Ayer sus dirigentes eran nuestros amigos, les vendíamos armas, les comprábamos gas y petróleo, hoy -porque el pueblo ha protestado- (nosotros habíamos pasado del pueblo) ahora resulta que ¿defendemos al pueblo o queremos garantizar el coltán, el gas o el petróleo? ¡Qué hipócritas! (Nosotros, claro).
No estoy de acuerdo con esta guerra, ni con ninguna guerra. Hoy hablamos de Siria, ayer de Irak y del Líbano, pero existen en la actualidad, más de 20 países, con diferentes conflictos bélicos. ¿Por qué no se habla también de ellos?
Este blog se llama "La Esquina del Encuentro" y se fundamenta en la importancia y necesidad que tienen los seres humanos de encontrarse, de dialogar, de respetarse, de ayudarse, de convivir, de compartir, de alcanzar la tan deseada fraternidad, pues, ya he dicho en otras ocasiones, que todos somos miembros de la gran familia humana y, por consiguiente, somos hermanos y hermanas entre sí. Y los hermanos -en principio- se tienen que querer y ayudar, que amar y perdonar. No cabe, entonces, la violencia, el odio, el rencor, la agresividad, la venganza,... ¡Y menos aún matar a tus hermanos!
Creo en la vida y rechazo la violencia, cualquier violencia, de forma especial las que generan las guerras: muertes, violaciones, huérfanos, destrucción, masacres,...
Porque, al fin y al cabo, la guerra es el resultado de no hacer bien la política; a mi modo de entender, los políticos, tendrían que dar más de sí y “ponerse las pilas”, a lo mejor se llega a la guerra porque no se han ido haciendo bien las cosas. Cuestión de intereses. Pero me refiero a los intereses nuestros, pues, los políticos están para defenderlos. Por ejemplo, somos nosotros los que consumimos el petróleo y el gas,… ¿Por qué no protestamos en su momento? Y no podemos alegar que no sabíamos lo de los dictadores de turno,… Por aquí podrían salir interesantes reflexiones.
Dando un paso más en la justificación del no a la guerra, desde mis creencias cristianas, creo que el Dios de Jesús, quiere a todos sus hijos e hijas y no desea ni quiere, para ninguno de ellos, que mueran en las guerras. Nuestro Dios, como Madre y Padre, quiere la felicidad para toda su familia y por ello desea que se lleven bien, que se quieran, que se ayuden para que nadie pase necesidad y que se favorezcan las mejores condiciones que construyan la paz y eliminen las guerras para siempre.
Todas las guerras son injustas. Por consiguiente, rechazo de plano, aquello que se dice de que hay guerras justas y guerras injustas. Por lo que se ve, en este mundo se puede justificar todo.
No quisiera terminar sin decir que estoy de acuerdo con determinadas "GUERRAS" que van contra el analfabetismo, contra el hambre, contra enfermedades endémicas como la malaria, el ébola o el sida, contra el paro, contra la marginación, contra el racismo y la discriminación, contra la pobreza, contra la violencia de género... a estas "guerras" sí me "alisto".
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