A veces, vamos buscando héroes que nos estimulen para acabar con la
rutina de la vida. Necesitamos a alguien, en quien fijarnos, para saltarnos la
monotonía de cada día. Incluso, pensamos en personas extraordinarias para que
refuercen o den sentido a nuestras existencias. Parecería que somos poca cosa y
precisamos de “los otros” para movilizarnos.
Ciertamente, necesitamos héroes. Necesitamos
modelos que nos hagan ver las cosas de otra forma, incluso, más atractivas y sugerentes. Personas que
creemos más cualificadas, que tienen voluntad de hierro y su abnegación les
lleva a sobresalir en aquello que se empeñan. Y podría dar la sensación, de que
tales personas, tienen que venirnos de “otro planeta”. Sin embargo, esos
hombres y mujeres, son tan reales y tan iguales como cualquiera de nosotros.
El verdadero heroísmo no se encuentra en los hechos
extraordinarios, en las personas extraordinarias. El verdadero heroísmo, a mi manera de
entender, está en las personas que:
- Son madres y cuidan todos los días de sus
hijos. Los crían con sumo cariño y ternura. Pero sabemos que sus desvelos son
continuos y sacrificados.
- Son padres que completan las tareas de su familia
en un trabajo, tedioso, en la fábrica, en la oficina, en el taller,…
- Son niños y jóvenes que van a la escuela todos los días,
levantándose a las 7 de la mañana, y con sueño, arrastran sus mochilas.
- Son los personas inmigrantes que van -todos los días- a los
semáforos a vender pañuelos o a limpiar escaleras, ganando una miseria para
malvivir.
- Son los parados que se levantan cada mañana, sin
futuro, y van a las oficinas de empleo a ver si les sale algún trabajo, para ir
tirando y al día siguiente, vuelta a empezar.
- Son los médicos, los maestros, los
barrenderos, los militares, los curas, los políticos, los campesinos, los
mecánicos, los oficinistas, los sindicalistas, los tenderos, los panaderos, los
electricistas… Hombres y
mujeres que cumplen, puntualmente, con sus obligaciones y responsabilidades,
que no saldrán nunca en los medios de comunicación, ni en las redes sociales,
pero son los verdaderos
protagonistas y héroes de la historia: ayer, hoy y mañana.
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