Le comenté a una amiga, que me iba de Retiro durante esta Semana Santa. De inmediato me
contestó: "No te olvides de las tres erres" ¿De las tres erres?
pregunté yo. Sí, me dijo, la de Retirarse, Renovarse y Regresar. ¡Qué buen plan
para un retiro!
Y aquí estoy por las Ermitas cordobesas. Un precioso lugar. Aquí
se respira paz. Mucha paz y tranquilidad. Este es uno de los espacios
apropiados e idóneos para hacer unos Ejercicios Espirituales. Confieso que es
un privilegio disponer de unos días y poder alojarte en un lugar así. Atrás
quedan los ajetreos de la vida cotidiana.
La primera palabra era RETIRARSE. Así es. Apartarse del
trajín diario es necesario. Vivimos acelerados. Desde que te acuestas, hasta
que te levantas no paras. Familia o comunidad, trabajo fuera o dentro de casa,
personas con las que te relacionas, los problemas y conflictos que te van
viniendo, las alegrías y penas que experimentas,
demandas y respuestas que te piden,… en fin que te ves desbordado y estresado a
poco que te pares a pensarlo un poco. De ahí la urgencia de retirarse. Dicen que una retirada a tiempo es una
victoria.
Después
venía RENOVARSE. En
la vida cotidiana ya detectas algunos desajustes e incoherencias. No acabas de estar contento
con el modo de vivir que llevas. Te gustaría mejorar las cosas. Ansías un tiempo
y espacio para tratar estos asuntos con calma. Justo, el remanso de paz que
vives cuando te retiras, unos días, a un espacio como éste, sin duda, facilitará
esta renovación que se busca. Que busco.
Y,
por último, el REGRESO. Porque hay que volver. Regresar a la
vida cotidiana. Es tu espacio natural, el lugar en donde se desenvuelve tu
vida. Lo bueno es que vuelves, sí, pero en mejores condiciones de las que te
fuiste. Al menos ése era el objetivo. En primer lugar porque uno desea y espera
que sea así y, en segundo lugar, porque las personas con las que vives, se lo
merecen.
Todo retiro o ejercicios espirituales,
al fin y al cabo, tienen por finalidad mejorar a las personas y así contribuir
a mejorar el entono que les rodea. Es un tiempo de renovación de conversión. Se da lo que se tiene. Y este tiempo de
gracia, es una buena herramienta para todo eso que llamamos el crecimiento
personal que repercute en el crecimiento de los demás.
Bueno,
pues, manos a la obra. Que el silencio del entorno favorece los silencios
interiores y son la oportunidad para encontrarse con el que sabes que te espera
y te ama con misericordia: Nuestro Dios Padre y Madre que quiere nuestra
felicidad.
Que preciosa lectura, cual entorno que se dislumbra. Muchas gracias por expresar con palabras sencillas la profundidad del tiempo de renovación. Lo esperamos!!!
ResponderEliminarQue preciosa lectura, cual entorno que se dislumbra. Muchas gracias por expresar con palabras sencillas la profundidad del tiempo de renovación. Lo esperamos!!!
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