BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

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UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 11 de octubre de 2015

DE LA INDIFERENCIA INSOLIDARIA, UN MAL DE BASTANTES PERSONAS



Tengo claro, desde hace muchos años, que tenemos tiempo para lo que nos interesa y nos importa. Sin duda, todos tenemos muy buenas intenciones y nos gustaría que las cosas fueran mejor, tanto para nosotros como para los demás. Tal vez, la foto de un niño muerto en la playa nos indigna, pero eso, solo nos indigna.
Todo el mundo tenemos derecho a ver un partido de futbol o de tenis. A ver las series televisivas o carreras de  motos. Estamos en nuestro derecho de mantenernos en forma para lo cual hacer Pilates, ir al gimnasio, senderismo, usar la bicicleta o practicar footing es de lo más normal; por otro lado, pasar una tarde viendo los toros o una película,… lo vemos como la más natural del mundo. Efectivamente, todo lo dicho,  es lo más natural y legítimo del mundo ¡Faltaría más!
Además, en una llamada jerarquía de valores, la familia es lo primero, después viene el trabajo, si lo tenemos. Estar con los amigos es imprescindible y, si afinamos un poquito más, dedicarse tiempo a uno mismo es fundamental.
Estoy más que convencido de que si yo marcho bien y mi familia funciona bien; que con las personas tengo buenas relaciones y, además, soy honesto y responsable en el trabajo; sin la menor duda, que ya estoy contribuyendo a cambiar el mundo.
Sin embargo, la realidad me viene diciendo, que hay muchos hombres y mujeres, niños y ancianos, que lo pasan mal, que sufren mucho y se mueren de hambre; que padecen crueles guerras y violaciones de su dignidad y derechos. Es decir, que vivimos en un mundo injusto. El ser humano genera bien, pero con las mismas, el ser humano genera mal. Con nuestras conductas, hemos configurado un mundo incómodo, insoportable, incluso, cruel para muchas personas. 
Cuando hablo a los jóvenes, de estas cosas, suelo plantearles la siguiente cuestión: ¿Quién tiene que cambiar todo este fiasco? Inmediatamente me contestan que el gobierno, ‘los de arriba’. ¿Solo el gobierno? les pregunto yo.  Porque, tú que me lees, ¿quién crees que lo tiene que cambiar?... Además del gobierno, los políticos, los sindicatos, las Oeneges,… ¿Podemos hablar de responsabilidad individual? Sí, de cada persona. Porque a mi modo de entender, también los pobres, excluidos, marginados, tienen el derecho de que les ayudemos a salir de tal situación, para que su dignidad como personas y sus derechos queden restituidos y a salvo. A lo mejor son imaginaciones mías.
Llegados a este punto es cuando me planteo lo de la indiferencia insolidaria. Cuando veo a tanta gente que va a lo suyo, a su bola –dicen ahora-. Cuando veo a tantas personas que se ‘miran solo su ombligo’ o como mucho están pendientes de su familia y más allegados (que no es poco si lo hacen bien). Cuando veo a tantos hombres y mujeres que no dedican parte de su tiempo, que es mucho, a tareas solidarias y voluntariado, la verdad, algo no me ‘encaja’.
Y me digo y me pregunto ¿Esto de la solidaridad es cosa de especialistas? ¿Es un  hobbit? ¿Este asunto es cosa de algunas personas altruistas?  Y… ¿De dónde sacan el tiempo para ello? 

ME TEMO QUE TODAS LAS PERSONAS TENEMOS PRIORIDADES.

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