Uno tiene la
"suerte" de venir a Belén, un barrio de Iquitos, en Perú, y descubir que el mundo
de los pobres no tiene límites. Se me ha ocurrido que si clasificáramos a
la población, del “0 al 10”, por su riqueza o su pobreza, el “0” sería para el Quinto Mundo, los
más pobres del planeta, y el “10” para los que están en la lista de Forbes, los
más ricos del mundo. Les suenan Carlos Slim, Bill Gates, Amancio Ortega,...
pues, estos son los tres primeros de la lista, privilegiada, de los más ricos,
entre los ricos.
Las fotos
que hemos tomado, del Barrio de Belén, apenas son la punta del iceberg de la pobreza en la
que viven estas pobres gentes. Te da angustia al verlos en la calle, vergüenza
ajena cuando los ves en sus "casas", irritación al ver los niños
jugando en las condiciones en las que se encuentran,... Uno se pregunta ¿Y de
qué viven? Bueno lo de vivir -en este caso- es un eufemismo.
Dicen las
estadísticas, que de los 7000
millones de habitantes que hay en la actualidad, aproximadamente el 20% de
la población, o sea, 1400 millones, constituyen el grupo más rico. Por
consiguiente, unos 5600 millones, se les clasifica como los pobres del sistema.
Vayan sumando África, Asia y América del Sur, y obtendrán los resultados.
Con el afán
de organizar a la población, en lo que a pobreza y riqueza se refiere, se ha
venido hablando del Primer Mundo, Segundo Mundo, Tercer Mundo, Cuarto Mundo y,
personalmente, se me ocurre después de los de Iquitos, lo de Quinto Mundo.
Si el Cuarto
Mundo se refiere a los pobres que viven, miserablemente, en los países del Primer
Mundo, por ejemplos Estados Unidos; el Quinto Mundo, para que nos
entendamos, se refiere a los más pobres del Tercer Mundo, que ya de por sí es
el mundo de los pobres. Es decir, que en el grupo de los pobres, están los
que todavía son más pobres. Siempre ha habido clases, y en esto de los
pobres, pues, lo mismo.
Estamos
hablando de los pobres más pobres. Después de este grupo de pobres, ya no hay más gente
por detrás de ellos. Así que se pueden imaginar su situación. Se le juntan
todas las pobrezas: económica, educativa, sanitaria, cultural, alimenticia,
urbanística, afectiva, psicológica, política y social en general. Ni se les
reconoce en los registros. Algunos tienen diferentes nombres según sean los
papeles de su padre o de su madre.
De momento, nos
hemos planteado estar con ellos, conocer un poquito más su realidad y,
suponemos, que iremos ampliando nuestra conciencia sobre esta situación.
Transformar el mundo no es un asunto que se hace de un día para otro, ni siquiera de un grupito de
personas, pero es bueno que todos nos vayamos sensibilizando con estas
realidades y tratar de poner nuestro granito de arena.
A lo mejor son ellos los que nos transforman.
A lo mejor son ellos los que nos transforman.
Ánimo Hermanos!!! Evidentemente... ese no es el mundo al que debéis cambiar vosotros en vuestra experiencia... ese lo debemos cambiar entre todos. Vosotros con contagiarnos a los del primer mundo, ya tenéis bastante.
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos!!
Juan, cuando una realidad no es nueva para ti y aún así es capaz de seguir sorprendiéndote, es porque debe ser una realidad realmente dura de ver, de entender y de asimilar. De hecho creo que sólo se podrá ver, nunca entender ni asimilar. Mucho ánimo para vuestra labor. Aprovecho para mandarte muchos besos y abrazos de todos los de por aquí.
ResponderEliminarDiego.
Gracias Juanba por acercarnos la realidad en la que te encuentras, realidad dura que, de un modo u otro, hemos contribuido a crear los privilegiados del primer mundo. Contempla y respeta! Descubre la inmensa riqueza que supongo hay detrás de esa salvaje pobreza en los rostros de las personas que luchan cada día por sobrevivir. Un abrazo para todos. Mario VG
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