Cuando
me acercaba a tirar la bolsa de la basura, vi una persona mirando el contenedor;
le di las buenas noches y entonces, sin mirarme, se volvió, acachó la cabeza y
se marchó. No pude verle bien el rostro. Me lo imaginé avergonzado. De verlo
por la calle, no hubiera llamado la atención. Vestía normal. Como yo. No tenía
la imagen de un vagabundo. Pero estaba allí, rebuscando, absorto, en el
interior del contendor.
En
otras ocasiones, alrededor de los contenedores, hay personas buscando chatarra,
cartones, ropa, muebles,... parece que
viven de recoger lo que a otros nos sobra. Igual lo venden o lo reciclan para
su casa. Lo que está claro es que lo aprovechan.
Siempre
hemos visto a gente en los contenedores. Era una imagen que casi estaba en el
paisaje del barrio. Pero en los últimos
tiempos, se ve con más frecuencia a personas que, anteriormente, se acercaban a
tirar la basura y ahora, acuden -con sigilo- a encontrar algo de provecho.
Incluso puede tratarse de comida.
Resulta
embarazoso imaginarse, que puede haber seres humanos, vecinos tuyos, que se
alimentan de tus sobras (Me resulta duro escribirlo, pero habrá que ver lo que tiramos y cómo lo tiramos). Esto de la crisis nos puede sorprender con situaciones
antes impensables o inimaginables. Sabemos de las numerosas instituciones, como
el Banco de alimentos, Caritas y otras; que con sus comedores sociales,
atienden a familias que están en los umbrales de la exclusión. El caso es que la
marea va llegando a las clases medias.
Que la
despensa de los empobrecidos, esté en plena calle o en los comedores sociales,
nos tiene que hacer pensar, sobre la gravedad a la que nos está llevando una
economía, pensada más en la usura y en
los propios intereses, que en las
necesidades, incluso básicas, de las personas. Algo está fallando. No creo que
el hombre de la otra noche, ‘quiera ir por gusto’ a la basura. Su dignidad la
hace esperar a la noche. Y evitar testigos.
Cada
cuatro años votamos a unos políticos a
los que les encomendamos la tarea de que
arreglen las cosas. A través de los impuestos, les damos nuestro dinero para
que lo administren bien. Me temo que la gestión no está siendo la más idónea.
Hay muchas interferencias e intereses. Al final no sabemos, si la última
palabra, la tienen los políticos o los economistas. Dicen que la economía rige
los destinos, tal vez sea sí. Pero yo dudo de que los políticos, tengan la
voluntad de ejercer sus responsabilidades. A mi entender, una maraña de
intereses creados les tiene ‘aprisionados’. Nos dicen que no hay dinero, pero luego te enteras de que, para lo que ellos quieren (razones políticas), no solo tienen, sino que además lo derrochan y despilfarran.
No
crean, no me he alejado mucho de la historia de los contenedores, he tratado de
buscar respuestas a tal situación. Es verdad que están mal vistos los ‘perro-flautas’,
los anti-sistema, los indignados del 15-M. Pero,… alguien tiene que salir a la
calle o escribir en la prensa, o en los medios de comunicación, o en el
Facebook, o en el Tuenti, o en el Twitter... No podemos ni ocultar ni callar la realidad, cada
vez más presente y más cercana. Te invito a ver el vídeo. No tiene "desperdicio".
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