Con admiradores o detractores, a favor o en contra: El Papa vendrá a Madrid. Y no vendrá solo, ya le están esperando miles de jóvenes. Dentro de unos días nos darán las cifras de asistentes, que dependerá de los informantes. En la primera visita a España, de Juan Pablo II, estuve con un grupo de jóvenes en Sevilla. Y a lo largo de los añoss nos henmos ido habituando a ver, al Papa, en cualquier lugar del planeta, ya sea en países pobres o ricos, ya sea, con hombres y mujeres de toda condición.
Estos días, los medios de comunicación social, están hablándonos del Papa, Benedicto XVI, y nos van presentando imágenes de los muchos jóvenes que están llegando a España, de todas las partes del mundo: ÉSTA ES LA REALIDAD. También escucharemos variadas interpretaciones, que no comentaré; pero sí me permito dar la mía.
En la "aldea global" que nos encontramos, la visita del Papa, se sitúa en el contexto evangelizador. Es la Iglesia universal la que, simbólicamente, estará presente en Madrid. Todo lo cual no es nuevo, dado que todas las visitas del Papa tienen por finalidad el anuncio de la Buena Noticia. Evangelización y globalización, en esta ocasión, estarán muy estrechamente relacionadas. En otra ocasión no detendremos en este asunto.
El distintivo especial de este viaje radica en que son unas Jornadas Mundiales de la Juventud. El sujeto, a quien va dirigida esta visita de Benedicto XVI, es la juventud del mundo entero. De hecho, las calles de Madrid, se están coloreando de "Arco iris", con jóvenes de todas las razas y continentes. La alegría, los cantos,... son las huellas que van dejando en las plazas y parques por los que van pasando.
Pero esto no es nuevo, fue Jesús de Nazaret, el que inició "el turismo pastoral", recorriendo la Palestina de su tiempo; después continuaron los apóstoles; han seguido los misioneros; en fin, somos todos los cristianos los que tenemos el compromiso de anunciar la Buena Noticia a los hombres y mujeres de todos los tiempos. Por consiguiente, las futuras generaciones, representadas en los jóvenes que ya están en Madrid, recibirán, del Papa, el mensaje de Jesús, y a su vez, ellos serán testigos, de lo vivido en estas jornadas cuando vuelvan a sus tierras.
Que en este mundo global, plural, tan diverso,... el cristianismo siga afirmando su fe, en un Dios amor, que se desvive por la unión de sus hijos (Madrid será estos días el mejor símbolo de la fraternidad querida y deseada por Él) y que sea la presencia del Papa, la que visualice dicha utopía - de la gran familia humana - constituye la razón de ser de estas Jornadas Mundiales de la Juventud. En este sentido, las experiencias de las familias españolas de acogida, de los numerosos peregrinos de todos los países del mundo, han sido y son el primer testimonio de dicha fraternidad.
Y si de construir la familia humana se trata, que sea la familia de Nazaret: Jesús María y José, la que nos sirva de modelo para ello. Eso sí, siendo en dicha familia, Jesús de Nazaret, el centro.
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