Con lo de la “pandemia”
hay mucho ruido mediático. Demasiadas distracciones (generadas por los
políticos) y muy preocupados por cómo se van extendiendo los contagios. Todo
este asunto, con ser muy importante, no puede ser ‘el árbol que nos tape el
bosque’.
Me preocupa cómo nos
estamos tratando, cada cual en su ser más personal. Ya sé que lo inmediato
es la salud, y centrándonos en la salud aseguramos todo lo demás. No es fácil,
en estos últimos meses, dedicarse tiempo a uno mismo y, sin embargo, se hace
necesario para poder gobernarse -sin dejarse ‘arrollar’- por lo que estamos
viviendo ‘enmascarados’.
Necesitamos personas
muy enteras. En estos tiempos que
vivimos se precisan hombres y mujeres con una sólida personalidad. Con fuertes
convicciones y sólidas. Tal vez esté pidiendo demasiado, pero si no tuviésemos,
lo de la pandemia, estas palabras no resultarían tan raras.
Con pandemia o sin
pandemia, el ser humano tiene un proyecto personal, tiene un plan de
crecimiento y desarrollo durante toda su vida y, por muy adversas que le vengan
las cosas y las circunstancias, no puede abdicar de su vocación humana.
No estoy diciendo que
estos asuntos sean fáciles de gestionar en esta época del Covid-19. Pero sí
estoy afirmando -que el cuidado de la propia persona- es fundamental para todo
lo demás. Por eso hay que preguntarse, de vez en cuando, lo de ¿Cómo me
encuentro? Porque es la forma de no olvidarnos de las famosas cuestiones: Quiénes
somos, de dónde venimos y a dónde vamos… y una última ¿Qué hacemos por los
demás?
¡Ay, los demás! Porque
ya sabemos y tantas veces lo hemos dicho, no podemos ser sin los demás:
familias, amigos, compañeros, conciudadanos, migrantes, pobres, desvalidos,
vulnerables. Sin los otros, nuestro proyecto personal, queda inacabado, por eso
es tan importante ser nosotros mismos (dedicarnos tiempo) y con los demás.
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