JESÚS
Y LA MISIÓN DEL REINO DE DIOS
LAS
BIENAVENTURANZAS
Mateo: Maestro, maestro ahora que estamos tan a gusto porque no nos
enseñas algo de provecho para todos nosotros.
Jesús: De acuerdo. Precisamente, el otro día estuve
escribiendo un manifiesto para decíroslo en la primera ocasión que tuviera, así
que, por lo que veo, este es el momento más indicado para enseñaros el camino
para ser felices:
·
Bienaventurados
los pobres porque de ellos es el Reino de Dios.
·
Bienaventurados
los que sufren porque ésos van a recibir consuelo.
·
Felices
los no violentos porque ellos heredarán la tierra.
·
Felices
los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados.
·
Dichosos
los que prestan ayuda porque ellos recibirán ayuda.
·
Dichosos
los limpios de corazón porque verán a Dios.
·
Felices
los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios.
·
Felices
los que viven perseguidos por la justicia porque de ellos es el reino de Dios.
Aplausos.(María): ¡Muy bien! (Santiago): ¡Bravo! (Magdalena):
¡Que chulada! (Pedro): ¡Pa
quitarse el sombrero! Sigue un rato distendido.
CRIADO
DESAGRADECIDO
Pedro: (Mandando callar) Amigos, con vuestro
permiso, yo quiero contaros ahora una historia.
El otro día leí en el Mundo un hecho
curioso e interesante. Resulta que un hombre (Ladrón1) le debía a otro (Ladrón2)
500 millones de euros, y un día el que le había prestado el dinero le llamó a
su despacho para que le devolviese el dinero. Pero el hombre como no tenía
dinero le rogaba..., le pedía por favor... que le perdonara la deuda. Y tanto
se hablando el buen señor que le perdonó los 500 millones.
Pero, ahora viene lo interesante,
pues, cuando salió de la oficina, en la calle, se encontró a una comadre (vecina1) que le debía 1000 euros, y le
dijo que se las diera. Pero el otro le dijo que no los tenía, que otro día se
las daría. Ante la negativa, la agarró del cuello y ahogándola le insistía que
le devolviera los 1000 euros. Pero, como no se los daba llamó a dos policías y
lo metieron en la cárcel.
Cuando se enteró el señor (Leñador como
mayordomo se acerca y le habla al oído)que le había perdonado los 500 millones,
montó en cólera y le mandó llamar (Mayordomo va a por él) y, por su mala actuación, lo encerró en la cárcel para toda la
vida (Entran los dos guardias lo agarran y
se lo llevan) ¿qué les ha parecido?
(Vecina2) ¡Híjole! Muy bien, (Santiago) Así se muera (Mateo) Que se pudra en la cárcel...
ESCENA
DE LA MUJER ADÚLTERA
Bruscamente, irrumpen en la escena,
arrastran y empujan a la mujer adúltera (Fátima).
Judas: Zorra, que eres una zorra
Caifás: Adúltera, mala mujer
Beata: Pecadora... eres una deshonra para
todas las mujeres
Anás: Te vamos a matar eso es lo que
mereces la muerte: La tiran a los pies de Jesús.
Jesús: Pero bueno que pasa. A qué viene
tanto jaleo.
Judas: Pues nada que a esta zorra la hemos cogido
cometiendo adulterio y según la ley de Moisés, que tú bien conoces (con ironía)
la tenemos que apedrear.
Anás: Si hay que quitarla del medio para
que no sea un mal ejemplo.
Beata: Además nunca va a la iglesia y dedica
su tiempo a corromper a los jóvenes.
Caifás: Por eso te la traemos, para ver los
que dices y…, si nos ayudas a matarla.
Jesús: (En silencio un rato) Luego levanta a
la mujer y la mira y después recorre todo el círculo de personas. Al final hace
el gesto de escribir en el suelo, se incorpora dirigiéndose con severidad y
detenidamente a cada uno de los cuatro.
- Tú Judas,con qué derecho te atreves a condenar
a esta mujer. No andas por los pueblos y aldeas estafando a la gente ignorante.
Además, lo que tienes que hacer es pagar mejor a los empleados de tu rancho
pues, bien que los estás explotando. (Silencio tenso)
-
y tú Caifás, cuánto
dinero sacas de el Templo, que es bien sabido por todos, que los has convertido
en una cueva de ladrones. (Silencio tenso)
- y tu aparatosa Beata,
mucho rezar a Dios en la iglesia, pero bien que pones verde a toda la gente
del barrio, con tus chismes, creando envidias y tensiones entre los vecinos.
(Silencio tenso)
- Finalmente,
tú Anás,como quieres la
muerte de esta mujer, cuando tú matas a nuestros jóvenes todos los días con la
maldita droga que les vendes. (Silencio tenso)
(Señalándoles)¡Vergüenza les tendría
que dar. Más vale que arreglen primero sus asuntos y no se fijen en lo que
hacen los demás, que bastante tienen con su desgracia.
¡Venga, venga tiren la primera piedra¡
(uno a uno la van dejando caer al suelo y se marchan con la cabeza baja.(Dos
van hacia la izquierda y dos hacia la derecha para la escena de anuncios.)
Jesús: (dirigiéndose ala mujer) Mujer si
nadie te ha condenado yo tampoco te condeno vete y no peques más. (La mujer le
da un abrazo y se marcha.) Algunos discípulos se levantan y felicitan a Jesús.
Otros (Ladrones y vecinas) dicen:
bien hecho maestro.
EL
BUEN SAMARITANO
Leñador: (Cuando todos vuelven a su sitio)
¡Oye, Jesús! yo tengo una duda y quiero hacerte una pregunta. Dices que tenemos
que amamos pero quién es mi próiimo?
Magdalena: Eso te lo puedo decir yo, pues, el
otro día en una comida con los fariseos nos lo dijo Jesús. Desde luego, a mí me
quedó muy claro quién es mi prójimo. ¿Me dejas contarlo Maestro?
Era casi de noche por la calle Madroño
y de un callejón salieron dos ladrones.
Vieron a una mujer (lavandera) con
un bolso y le golpearon hasta que le quitaron el bolso, luego la dejaron tirada
en el suelo y se fueron corriendo. Un señor rico (Santiago) pasó por allí y se burló de ella. Un ama de casa (Vecina2) que la vio tenía prisa por
ver una telenovela y no le hizo caso. Un estudiante (Mateo), al pasar por su lado, la despreció y un cura (JB) que pasaba por allí le dio una
bendición pero tampoco la atendió.
Sin embargo, un inmigrante, al verla
herida se detuvo, la atendió y se la llevó a su casa y allí le curó las heridas
y luego la llevó a su casa
A ver, ¿sabéis quién fue el verdadero
prójimo? (Vecina1) Claro, el último
que pasó. (María) Sí, el inmigrante.
(Leñador) Muy bien por ese hombre,
merece un monumento. (Pedro) Desde
luego es un hombre excelente: vamos a cantarle una canción. Cantan es un
muchacho excelente
ANUNCIOS
PUBLICITARIOS:
Judas:
Da unas palmadas,
cortando el final de Santiago y dice: Muy bien, todo esto está muy bien y es
muy bonito, pero ya es hora de que hagamos publicidad, pues la gente tiene que
comprar nuestros maravillosos y excelentes productos. (Da otras palmadas y
llama a los anunciantes).
Anunciantes, por orden, cada uno anuncia su
producto y se va poniendo en una esquina del escenario. Cuando están ya los
cuatro, todos gritan su producto y los seguidores de Jesús se reparten entre
los cuatro anunciantes: (Anás)
Anuncia zapatillas. (Fátima) Anuncia
pantalones de marca. (Beata) anuncia
champú. (Caifás) Anuncia un CD o
MP4.
Jesús se queda solo y mirando alrededor, se
adelanta al centro y grita: ¡Esclavos!, ¡Estáis envenenados por la sociedad de
consumo! ¿No les he dicho mil veces que no se puede servir a dos Señores? Se lo
digo por última vez:
¡O estáis con Dios y a él le dedicáis
vuestro tiempo! ¡O estáis con el dinero y a todo lo que representa!.... ¡Elegid!
¡O con Dios! ¡O con el dinero!
"Padre, perdónales porque no
saben lo que hacen. Ayúdales a ver con claridad tu Voluntad. Que todos se amen
entre sí. Y que todos sean uno, como Tú y yo, Padre, somos uno".
PARÁBOLA DE FARISEO Y PUBLlCANO
Mateo:Después de un rato en silencio se
dirige a Jesús y le dice: Oye, Maestro, tú que sabes muy bien hablar con Tu
Padre, porque no nos enseñas a orar a nosotros.
Jesús:Me alegra mucho que me hagas esta
pregunta, Mateo, pues, he notado que rezáis muy poco y que dedicáis muy poco
tiempo para hablar con Dios, con mi Padre. Pero primero, nuestra amiga María
nos va a contar lo que le pasó el otro día en la Iglesia.
María: Pues sí, resulta que un rico y un
pobre, fueron a la Iglesia a rezar. El rico (Leñador), se puso, de pie, cerca
del altar y le hablaba de esta manera a Dios:
“Ay, Dios mío! ¡Soy un esclavo de mi
trabajo! la verdad es que no puede decirse que sea muy pecador. Por eso, Señor,
te doy gracias porque me has dado muchas riquezas. Como tú bien sabes, pago mis
impuestos, a mi
mujer le doy el dinero necesario para la casa... ¡Ah! Y cumplo con todas mis
obligaciones: vaya misa todos los domingos y fiestas de guardar y doy
limosnas a los necesitados. Además, el domingo pasado di 20.000 pesos
para los negritos de Etiopía. La verdad, Señor, es que soy muy bueno y por
eso te bendigo y te doy muchas gracias. Por lo demás, no soy como
aquella pobre mujer que está en la puerta de la Iglesia y que no hace nada más
que molestar cuando entramos la gente de bien y, para colmo, luego se gasta en
tonterías, el dinero que algunos le dan. Y así, sin más, se levantó, no sin
antes, intentar que todo el mundo viera que había estado por la Iglesia.
Al rato, llegó una mujer pobre
(Vecina2) que estaba en la puerta de la Iglesia, dispuesta a reconciliarse con
Dios y, de rodillas, le habló de este modo: ¡Dios mío! soy un pecadora.
Necesito de ti, de tú perdón. No soy digna de pisar tu casa, ni de que me escuches.
La verdad, Señor, es que estoy arrepentida de mis muchos pecados. Perdóname
Señor. Perdóname porque soy una pobre pecadora. (Silencio).
…Y ahora les pregunto, ¿Habéis
entendido cuál es la mejor forma de hablar con Dios? (Sí, la de la mujer pobre,
contestan todos).
Jesús:
Muy bien la respuesta. La mujer pobre, fue la que más agradó a Dios. Y
ahorita, sí, que les voy a enseñar una Oración para cuando queráis hablar con
vuestro Padre Dios: Recita el Padrenuestro.
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