BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 25 de mayo de 2014

ME REVIENTAN LOS HIPÓCRITAS



Cuando se ahonda en las relaciones humanas, aparecen muchas cosas interesantes. Unas agradables y otras despreciables. La hipocresía es una de estas últimas. Nos dice el diccionario de la Real Academia que la hipocresía: "Es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan". Me temo que todas las personas participamos, con más o menos grado e intensidad, de lo que dice esta definición.
Me decía el otro día una persona, que en su empresa, hay compañeros que trabajan según esté o no esté el jefe. Creo que esto es bastante común en cualquiera de las entendidas sociales. Es más, incluso dentro de la familia se da la hipocresía. Lo cual es más lamentable.
A veces decimos con mucha solemnidad, que nos da lo mismo lo que piensen los demás; pero creo que en el fondo, todo el mundo está muy pendiente de la 'imagen' que tenemos ante los que nos rodean y, si hay que fingir, pues se finge.
Resulta difícil ser coherente. Y sino que nos lo digan los políticos. La de cosas que nos dicen todos los días, tan bonitas, tan interesantes para el bien común,… y luego nos vamos enterando de la corrupción, de los chanchullos que se traen entre manos, de los sobornos, en fin para que hablar.
Hay personas que te dicen una cosa cuando estás con él,  y  no te digo nada de lo que comentan cuando están con otras personas. Parece un ‘deporte nacional’ rajar de los demás cuando no están presentes.
No obstante, decidme si no están presentes, tanto en nosotros como en las personas que nos rodean la falsedad, el fingimiento, la doblez, el fariseísmo, el disimulo,… nadie se escapa de estas actitudes, sin embargo, aunque todos somos conscientes del hecho, lo que ya no sé, es si nos hemos parado a reflexionar sobre estas cosas y pasar a superarlas.
Ser mujeres y hombres auténticos no es fácil.  Ir con la verdad por delante, ser claro en lo que se dice y hace, esforzarse por tener una actitud –siempre- sincera en nuestras relaciones,... la verdad, sería lo ideal, pero tiene ‘su precio’ y no estamos por la labor de pagarlo.
Creo que la familia, la escuela,… no son ajenas a todas estas cosas, tanto en un sentido como en otro. Los niños, que están configurando su personalidad, están creciendo y desarrollándose, con modelos que influirán, para bien o para mal, en el arte de la hipocresía o en el arte de la autenticidad.
Y cuando nos hacemos mayores, ya no dependemos de los demás y, por consiguiente, no tenemos la excusa de culpabilizar a los otros de lo que somos, hacemos o dejamos de hacer. En el ejercicio de la libertad podemos, aunque con dificultades, buscar la autenticidad, ser sinceros en nuestras relaciones y apostar por la verdad, aunque esto tenga sus consecuencias. Igual la hipocresía iría disminuyendo en nuestro alrededor.

domingo, 18 de mayo de 2014

DE VISITA A UN CENTRO DE PROTECCIÓN DE MENORES



Sí, hay niños y niñas a los que debemos proteger. Lo bonito sería que estuvieran en sus casas, con su madre y con su padre. Pero, hoy por hoy, no es posible. Por desgracia. ¡Qué fácil es tener hijos! Si en Andalucía hay unos 2.500 menores, en situación de protección, háganse cargo de los que tenemos en toda España. ¡Cuánta carga de sufrimiento acarrean estos niños y niñas!
Conviene, de vez en cuando, recordar estas cosas. Aunque sea para seguir concienciándonos de lo mal que lo pasan estos chicos y, también, como llamada de atención para los que formáis una familia.
En una conversación decía un niño: “Este verano quiero ir con mi auténtica familia de vacaciones”. A saber porqué lo decía. Lo asombroso es que ya distingue entre las familias que son o no son auténticas. Aunque habría que ver que significan para él esas expresiones.
Estos niños y niñas, están muy dañados. Lo han pasado muy mal, incluso cuando eran bebés. Sabemos de abusos, maltratos, negligencias, abandonos, encerrados en cuevas,… todo esto, como comprenderán, sin entrar en más detalles.
Es verdad que nos vienen niños extranjeros y que les acogemos en nuestros centros, no creo que nadie ponga objeciones a esto, sería un acto de inhumanidad rechazarles. ¡Ay si nosotros hubiéramos estado en su lugar! Pero este es otro asunto de más envergadura. Ahora lo que importa es que están en nuestros centros de protección y les tenemos que atender, en igualdad de condiciones, como a los nacidos en nuestros pueblos y ciudades.
La naturaleza humana se manifiesta, con toda crudeza y realismo, en estos menores.  Son la viva imagen del contexto en el que nacieron. Familias rotas, desestructuradas. ¡Ah! Ya procuro no decir de familias pobres. Porque estos chavales están así no por ser pobres, que bastantes también lo son, sino porque su familia, también entre las acomodadas, no les dan la protección adecuada y por ello, el juez de menores, tiene que intervenir.
A estas alturas, sería el colmo pensar, que lo del traje y la corbata tiene que ver con la gente buena, y los sucios y desarrapados con la gente mala. La vida nos viene diciendo que esto no es totalmente así. ¡Cuánto sinvergüenza anda suelto! Y, sin duda, sus hijos sufren las consecuencias. Aunque no estén en el sistema de protección.
Son las reflexiones que te brotan, espontáneamente, cuando estas conviviendo con estos chavales. Esto dicho. Tengo que decir que los niños son niños en todas las partes. Estén en su casa o en un hogar de protección. Les gusta jugar, pelearse, montar en bici, entretenerse con la wii,… y tantas otras historias que se montan los niños de cualquier familia.
Estos días me ha llamado la atención, la formalidad y responsabilidad que van teniendo estos menores. Les vi fregando y haciendo las tareas de la casa que les corresponde. Se levantan y, antes de irse al colegio, han hecho la cama y lavado los dientes.  A todos los niños les cuestan las normas, pero poco a poco las cosas van ’calando’ en el trasiego de la vida cotidiana.
.Los centros de protección de menores,  verdaderos hogares, ya no son lo que eran. Del asistencialismo están pasando a verdaderos centros educativos, de promoción y dignificación de la persona. Son espacios de convivencia, de cercanía, de compañerismo. Nada se hace que no esté planificado y programado. Y, sobretodo, la pedagogía del afecto es el motor del centro. Bonito finde.

domingo, 11 de mayo de 2014

¿LLEVAS 'LAS RIENDAS' DE TU VIDA?



Las ferias de primavera están llenando de ambiente y colorido a muchos pueblos y ciudades de España. Hoy empezamos la Feria del Caballo, en Jerez de la Frontera. Una de las cosas más vistosas y dignas de ver, son los coches de caballos. Pasean por las calles del ferial con esplendor y gallardía. Es todo un arte el gobernar los caballos, cosa que hacen los cocheros manejando las riendas con soltura.
Nos dice la Wikipedia que "se denomina rienda a la correa o correas que el jinete rinde, sujeta y maneja. Se utiliza habitualmente en plural para designar las correas que sirven para gobernar las guías en los tiros de mulas o caballos. Las riendas son unas correas de cuero que están sujetas al bocado a ambos lados de la boca del caballo y que van una por cada lado del cuello hasta las manos del jinete".
Ha sido la visión de estas imágenes, la que me ha motivado la reflexión de hoy.  Creo que puede valernos la comparación y aplicarla a nuestras vidas. Por eso me hago las preguntas siguientes:  
¿Quién lleva las riendas de nuestras vidas? Las de cada cual, claro.
¿En la pareja lleva las riendas de nuestra vida la esposa o el esposo?
En la familia ¿Llevan las riendas  de nuestra vida los hijos?
¿Son las amistades las que llevan las riendas de nuestra vida?
Tal vez los deportes, el futbol, las motos, el tenis,… ¿Llevan las riendas de nuestra vida?
¿Son las nuevas tecnologías y redes sociales las que llevan las riendas de nuestras vidas?
La pregunta fundamental es: ¿Quién gobierna mi vida? No es que esté obsesionado por estos asuntos, pero sí me preocupa, que la vida, lo más valioso  que tenemos,  tal vez, no le estemos sacando toda la riqueza que tiene para nuestro provecho y felicidad. A veces vivir a rienda suelta, sin límites, dejándome llevar de un lado a otro, termina ‘vaciándome’ y me lleva al desasosiego y sin sentido.
Se pueden tensar las riendas, se pueden aflojar, se pueden soltar, se pueden llevar con rigidez,… hay muchas maneras de llevar las riendas, pero siempre es importante que sea el jinete, y no otro, el que lleve las riendas. El jinete es el que ha practicado, el que entiende, el que sabe llevarlas y por eso es un gozo verle pasear por las calles y el ferial.
Claro que  uno tiene familia, amigos, trabajo (bueno esto no siempre) y mil ocupaciones más, pero siempre es necesario ‘un espacio personal’ para uno mismo. Cada persona es responsable de su vida. Tiene que tener escrito o en la cabeza qué quiere ser. Qué metas quiere alcanzar. Qué medios está poniendo para conseguir dichos propósitos. Cómo está consiguiendo esa hoja de ruta que se trazó. Creo que es así como lleva uno las riendas de su vida.
Yo no quiero jinetes que lleven las riendas de mi vida. Aunque es inevitable y normal que las personas que me rodean, que viven conmigo, que están presentes en mi vida, también me ayuden, en algunos momentos, a llevar las riendas de mi vida. No somos islas.

domingo, 4 de mayo de 2014

AYER ESTUVE DE BODA...



Fue un día precioso. Los familiares, las amistades, todos, disfrutando del amor que dos personas, públicamente, manifiestan darse para toda la vida. ¡Qué bonito! Todas las bodas son una honda experiencia humana, y desde luego,es una suerte para quienes tienen la oportunidad de vivirla.
Las bodas siguen siendo el espacio y el tiempo que nos damos para celebrar el amor. El ambiente es relajado, distendido. Y entre todos los invitados se crea un ambiente de sana convivencia y familiaridad. No deja de ser un paréntesis que, en sí mismo, es icono de lo que deseamos que sea esta sociedad tan convulsa, agitada y, a veces, conflictiva.
En bastantes ocasiones, los mismos invitados no se conocen, lo que no es dificultad para que se rompan los protocolos y las barreras, creándose un buen clima de relaciones entre todos tanto de los adultos como, sobre todo, de los niños. Vamos, un pequeño oasis de bienestar social.
Las bodas ofrecen la oportunidad de verse y, después de muchos años, en los que algunos familiares y amigos estuvieron alejados por las circunstancias, se juntan para tomarse unas copas en un agradable ambiente, que se prolonga -después de la comida- en los bailes que desinhiben a todos en un clima de alegría y gozo desbordantes.
Pero también en las bodas confluyen otros asuntos que son muy importantes. Se habla de la fidelidad de las parejas, tanto en los tiempos buenos como en los malos. Sale a colación la dura enfermedad que tantos estragos hace dentro de las familias, verdaderas pruebas del amor que se profesaron.
Aunque también afloran, en las conversaciones informales, los muchos problemas de convivencia en las relaciones de la pareja y con los hijos. Se habla de las separaciones e incluso de los divorcios de conocidos. No es fácil vivir los ideales que se proclaman en las ceremonias de las bodas, ya sean civiles o religiosas. Y es que en las bodas aparece la vida misma, con sus luces y sombras, con sus alegrías y penas.
No obstante, al final queda el agradable recuerdo de haber pasado un buen día. Todo son sinceros parabienes, tanto para la nueva pareja, como para sus progenitores. En mi caso, como en tantas otras, la de ayer, fue una buena boda con todos los ingredientes de la misma.

Cambiando de registro, no quisiera dejar en el olvido,  que el día 4 de mayo, de 2010, empezaba la andadura de este  blog. Estas eran las primeras palabras: Desde la infancia me vienen los agradables recuerdos, a partir de las noches primaverales, de un grupo de vecinos que sacaban una silla de sus casas y se ponían en la "esquina" para hablar de historias, contar los acontecimientos más importantes del día ... ir dejando pasar el tiempo hasta el momento de retirarse a sus casas para dormir. Este blog pretende ser la ocasión, con los nuevos medios tecnológicos, para facilitar el encuentro que crea convivencia, amistad, confianza, tolerancia, respeto... entre quienes habitamos en esta "Aldea global".
Quisiera decirles que, hasta el día de hoy, percibo que me siguen dando su confianza y, por consiguiente, continuaré con la aventura. MUCHAS GRACIAS.