BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ

BARRIADA DE BELÉN - IQUITOS - PERÚ
UN MINUTO DE FILOSOFÍA: “LOS SUEÑOS Y LOS RETOS ANIMAN EL CAMINAR"

domingo, 27 de noviembre de 2011

VIVIR RÁPIDO


En una ocasión escuché estos versos: “Vive rápido, muere joven y tendrás un cadáver bonito”. Me llamaron tanto la atención que se me quedaron en 'el disco duro'. Lo cierto es que vivimos demasiado rápido y, a mi modo de entender, asimilamos poco. Mejor dicho, saboreamos poco de la vida. La vida, lo único que tenemos y, da la impresión, que no la gobernamos o administramos bien. Vivimos acelerados, incluso, atropelladamente.

En poco tiempo, nos ocurren muchas cosas, y algunas de ellas muy importantes, y sin embargo, no da tiempo a que 'calen', se sedimenten, formen parte de nuestra existencia. Los entendidos dicen que el buen vino, necesita su tiempo y los años le dan más valor. Y ahora, en poco tiempo, queremos que ya estén las cosas, en su punto, como 'Dios manda'. Pero no les damos el tiempo, suficiente, para que se hagan en su plenitud.

Estamos hablando con alguien, que nos hemos encontrado en la calle, y antes de terminar el saludo, ya hacemos el ademán de irnos y despedirnos: ¡Es que tenemos prisa! Muchas relaciones interpersonales, de pareja -por ejemplo- no han tenido 'su tiempo' para solidificarse. Todo ha ido tan rápido, y tan de prisa que los vínculos se han cogido con alfileres.

No nos tienen que extrañar las conductas de estrés, de ansiedad, de angustia. En todas estas cosas, algo tiene que ver, sin duda, la rapidez con la que vivimos. No le damos tiempo al cuerpo y al espíritu para que se familiarice con lo que estamos viviendo. A nuestro ser más profundo, no llegan las cosas y si llegan, van desdibujadas. Vivimos, con bastante frecuencia, en la superficie de nuestra existencia, y falta la hondura que nos hace madurar con solidez. Las raíces de un árbol le dan alimento, estabilidad, fuerza,... No sé si damos suficiente tiempo a nuestra vida para que esté bien enraizada.

El otro día me paseé por un barrio, y había un grupo de mujeres, en la calle, cantando el bingo, ¡cómo disfrutaban! Da gusto ver a los niños jugar en el parque; a los adolescentes hablar y hablar en sus espacios favoritos; a las personas mayores, sentadas en el banco, repitiendo las historias de siempre. Muchos tenemos la experiencia, gratificante, cuando dedicamos tiempo a pasear, a leer, a escuchar música,... pero sin prisas. Dejar pasar el tiempo, incluso 'perder' el tiempo. Creo que es sano.

Vivir menos rápido nos vendría mejor.


domingo, 20 de noviembre de 2011

¡MUJERES Y NIÑOS PRIMERO!


El origen de la frase está en el naufragio de un barco inglés, en el que el capitán, ordenó que fueran las mujeres y los niños, los primeros en salvarse. Frase que me viene, como anillo al dedo, para la reflexión de hoy. Aunque como veremos el sentido es diferente.
Hoy, día 20 de noviembre, celebramos el Día Universal del Niño y el día 25, el próximo viernes, celebraremos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Dos fechas muy cercanas, para recordarnos que aún debemos avanzar en la defensa de la mujer y de la infancia.
Y como –lamentable- ejemplo, el miércoles pasado, día 16, saltaba a los medios informativos, que la Audiencia de Teruel, condenaba a la cárcel, a unos padres de Gambia, por haber realizado la ablación del clítoris a su hija. Para el tribunal, "resulta evidente que para la sociedad española la ablación del clítoris supone una de las prácticas más detestables que puede realizar una sociedad contra sus niñas, pues va en contra de la dignidad de las mujeres y de sus derechos como persona".
Ya sabemos que hay mujeres que ejercen la violencia de género y, también, niños que son violentos y verdaderos ‘tiranos’ con el mundo que les rodea, pero estos casos, no invalidan los Días Internacionales señalados.
La indefensión y desprotección de la mujer y la infancia, están de sobra probados en muchos lugares de este planeta. Todos podemos poner ejemplos cercanos y lejanos. Pero de nada sirven los sentimentalismos y lamentaciones. Ni es bueno recrearse con el mal ajeno, aunque el ‘morbo’ nos incline a ello.
Tenemos la suerte de vivir en una época histórica, en la que hay suficientes recursos humanos y materiales para erradicar los infanticidios, la explotación de la infancia, la prostitución infantil, el tráfico de menores, la trata de blancas, las agresiones y malos tratos de género, las muertes ‘domésticas’, las mutilaciones femeninas, … (Se pueden añadir más ‘historias’)
Pero, también, tenemos recursos y la oportunidad de tratarnos como personas, -todas-hombres y mujeres, ancianos y niños, de ser respetuosos, tolerantes, pacíficos, solidarios, cariñosos, dialogantes,… tratándonos de igual a igual, hombres y mujeres, como miembros de la misma familia humana que somos.
En todos estos buenos deseos, no partimos de cero. Ya llevamos un camino recorrido. Tenemos más conciencia de lo que debemos hacer. Pero, como decían algunos teóricos latinoamericanos del siglo pasado, de la concienciación hay que dar el paso a la ‘concientización’ o sea, ponerse manos a la obra.
Si aún, en el lenguaje coloquial, seguimos diciendo aquello de “las mujeres y niños primero”, sea por deferencia o educación, o por un cuidado más necesario, en el caso de los niños. Pero que no lo relacionemos con el trato indigno, que se da a las mujeres y a los niños, por ser más indefensos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

LOS MÁRTIRES: MUJERES Y HOMBRES, AUTÉNTICOS


Hace unos días, una monja tibetana, se inmolaba con fuego en su país. El 16 de noviembre, de 1989, asesinaban a cinco jesuítas y a dos mujeres, en el Salvador. A estos últimos les llamamos, con más propiedad, mártires. Todos ellos eran creyentes y, su fe en Dios, fue motivo para matarlos. La historia está llena del testimonio de hombres y mujeres, creyentes -de todas las religiones- y no creyentes, que les han quitado su vida, así, sin más, por su fe.
Por su fe en Dios, por la fe en sus utopías, por tener fe en sus ideales..., en cualquier caso, seres humanos, que han entragado lo que tenían de más valor: su propia vida. El siglo XX, fue testigo de las numerosas personas, que saltaron a las páginas de la prensa mundial porque, vilmente, les asesinaron. Quién no recuerda al obispo, Oscar Romero (1980), a Martín Luther King (1967), o bien, a Mahatma Ghandi (1948). Por no hablar de las numerosas guerras que se aprovechan para eliminar a los que "estorban", no tanto por su violencia -que son personas no violentas- cuanto por sus creencias. Basta meterse en el Google y la lista se hace interminable.
La historia está plagada, lamentablemente, de hombres y mujeres que han sido fieles a sus creencias y a sus ideales. Llevaron una vida normal. Vivían con sus familias, tenían sus trabajos y obligaciones. Eso sí, trataban de ser exigentes consigo mismos, ser honestos ante los demás, vivir con coherencia ante sus semejantes. Estaban comprometidos con la humanidad.
Su propia vida era suficiente para denunciar las injusticias, desenmascarar a los hipócritas, que bajo los ropajes de su autoridad, siempre se aprovechan de los demás. El testimonio, sus palabras son "las únicas armas" que utilizan para hacerles ver, a sus 'ejecutores', que se rodean de privilegios, establecen leyes que les benefician, utilizan la violencia para defender sus intereses, se sirven del poder, - que se les ha confiado- para incrementar sus bienes y riquezas,... y cuando alguien se lo recuerda, se lo dice..., ya encontrarán la manera para quitarlo del medio.
No hace falta remontarse a los romanos, cuando mataron a Jesús de Nazaret. Estos días, estamos viendo en los telediarios, cómo los dictadores siguen llenando las cárceles de "disidentes", están matando en la calle, a los que protestan por las condiciones inhumanas en las que viven, y están empobreciendo -no solo los dictadores- a poblaciones enteras, que mal viven excluidos y, de esta forma, terminan "asesinados" miserablemente.
Sí, sigue habiendo hombres y mujeres, auténticos, que no le temen a la vida, y denuncian, aún con el riesgo de sus vidas, la deshumanización que se sigue dando en la historia de la humanidad.

¡¡¡ MI FELICITACIÓN Y AGRADECIMIENTO POR SU TESTIMONIO!!!


domingo, 6 de noviembre de 2011

LA FAMILIA


Siguen diciendo las estadísticas que es la institución más valorada. No voy a entrar en los análisis sociológicos y en la variedad de enfoques, clasificaciones y precisiones que sobre la familia se hacen. Mi intención es hablar de la familia 'a secas', sin calificativos. Esta vez 'sin apellidos'.
Sin duda, el mejor invento que ha tenido el ser humano ha sido la creación de la familia. La naturaleza, sabiamente, nos trae al mundo totalmente indefensos, incapaces para valernos por nosotos mismos, pero no nos abandona a nuestra suerte. La familia, de forma natural, nos acoge y asume el papel de ayudarnos en todas nuestras necesidades. Es su razón de ser y el encargo que ha recibido.
Es en el ámbito familiar, en dónde se dan los principales aprendizajes para la vida y, con ellos, se nos "equipa" para que nuestra existencia se desarrolle con éxito. Aprendemos a andar, aunque supongan bastantes golpes y caídas, pero ahí están nuestros familiares, que nos dan la suficiente confianza para ayudarnos a caminar erguidos. Aprendemos a hablar, chapurreando y emitiendo sonidos, que vamos puliendo, con las risas de todos los familiares, motivándonos y animándonos hasta que conseguimos hablar con propiedad; tan importante para la comunicación humana.
Aprendemos a comer, a vestinos, a sonreír, a llorar, a perdonar, a querer, a jugar, a compartir, a respetar... y siempre, es la familia la que está ahí para enseñarnos, para corregirnos, para animarnos, para echarnos una mano, ante las dificultades propias, de todo aprendizaje. La paciencia es la principal herramienta de nuestros familiares, en su afán y compromiso por legarnos todo lo necesario que nos ayude a vivir en plenitud. Su tarea es prepararnos para la vida. Vida que hacemos en el seno de la sociedad, la gran familia humana.
La familia no escatima ningún medio,
para conseguir sus objetivos, ya sea con su tiempo, con su dinero, con sus desvelos, con sus preocupaciones, con sus sufrimientos... Razón por la cual estamos tan vinculados a ella y, por eso, le correspondamos con gratitud y toda la naturalidad del mundo, al ponerla en -el primer lugar- de nuestra jerarquía de valores.
No es fácil el "trabajo" de la familia en la crianza de los hijos, sobre todo cuando van creciendo y llega la adolescencia, la juventud, la edad adulta, pues, el compañamiento y los aprendizajes se hacen más duros y exigentes, sin embargo, aunque llega el momento de la autonomía y la emancipación familiar, la familia, sigue estando ahí.
Justamente, cuando nos vamos de casa, todo lo aprendido, y digo todo, lo acarreamos allá a donde vamos. Para bien o para mal, la familia influye, totalmente, en nuestras vidas. De ahí el compromiso, desde que nacemos, de que todo lo que se haga, con cada uno de nosotros, sea de vital importancia. La familia, sabe que el aprendizaje que nos ha dado, tiene su consistencia, reconocimiento y validez cuando nos integramos en la sociedad. Es en la vida social y en la integración en la misma, cuando la familia comprueba, si sus funciones encomendadas, han alcanzado el propósito esperado.
Y es que, la familia no es cualquier cosa.